Redactor: Sam Torne
Los cohetes antigranizo son dispositivos utilizados principalmente por agricultores para proteger sus cosechas de tormentas de granizo; estos cohetes funcionan liberando yoduro de plata en las nubes, lo que supuestamente ayuda a desintegrar el granizo antes de que cause daños a los cultivos. Sin embargo, este tipo de práctica ha generado polémica debido a su impacto ambiental y el riesgo de accidentes. A pesar de estar prohibidos en muchos lugares, como Michoacán, su uso continúa debido a su bajo costo y la dificultad para detectar su implementación.
En Michoacán, el uso de cohetes antigranizo ha sido motivo de preocupación, la Secretaría de Medio Ambiente ha recibido 10 denuncias en lo que va de 2024 por el empleo de estos dispositivos en áreas rurales y de cultivo, aunque la ley ambiental del estado prohíbe explícitamente su utilización desde 2021, la aplicación de esta normativa sigue siendo complicada. Los cohetes son más difíciles de rastrear y confiscar en comparación con los antiguos cañones antigranizo, lo que ha permitido su proliferación.
Una de las principales críticas hacia los cohetes antigranizo es su efecto en el ciclo natural del agua; las comunidades afectadas denuncian que estas prácticas no solo disuelven el granizo, sino que también alteran las precipitaciones locales, provocando sequías en áreas donde dependen de las lluvias para el riego de cultivos. Además, el uso de productos químicos como el yoduro de plata podría tener consecuencias nocivas para el suelo y las fuentes de agua cercanas, generando preocupación entre grupos ambientalistas y agricultores de temporal.
Aunque la Ley para la Conservación y Sustentabilidad Ambiental de Michoacán prohíbe estas prácticas, la falta de un reglamento efectivo ha dificultado la sanción de los responsables, a pesar de las denuncias, las autoridades enfrentan dificultades para rastrear el origen de los cohetes y proceder con sanciones. La portabilidad de estos dispositivos y su uso discreto en zonas rurales complica el monitoreo, y muchos agricultores prefieren arriesgarse a las posibles multas en lugar de perder sus cosechas por tormentas de granizo.
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