Redacción: Alma Cataneo
Un equipo internacional de investigadores ha desarrollado una innovadora solución para reducir la temperatura interna de los edificios mediante un proceso conocido como enfriamiento pasivo. Esta técnica aprovecha las propiedades físicas de los materiales para disipar el calor sin necesidad de sistemas de refrigeración activos que consuman energía. En este caso, el equipo ha diseñado láminas de plástico poroso capaces de reducir la temperatura de los espacios cerrados en hasta 8,4°C.
El principio de funcionamiento de estas láminas está basado en la radiación térmica hacia el espacio exterior. Los materiales porosos de las láminas son capaces de emitir radiación infrarroja a longitudes de onda específicas, lo que les permite liberar el calor al espacio exterior sin que se vea afectado por la atmósfera terrestre. A diferencia de otros métodos de enfriamiento, este proceso no requiere consumo de energía externa ni generadores de calor, lo que hace que el sistema sea energéticamente eficiente.
El material poroso que se utiliza tiene una estructura que maximiza la emisión térmica, lo que le permite disipar el calor rápidamente. Además, esta estructura porosa contribuye a que la lámina sea ligera y flexible, facilitando su instalación y adaptabilidad en diversos entornos.
Ventajas clave:
- Enfriamiento sin energía: Las láminas no dependen de electricidad ni de combustibles fósiles, lo que las convierte en una opción sostenible y económica para reducir el uso de sistemas de refrigeración tradicionales.
- Reducción de la huella de carbono: Al no requerir refrigeración activa, se elimina la necesidad de compresores de aire acondicionado, que suelen ser grandes consumidores de energía y fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero.
- Aplicación en climas cálidos: Este tipo de tecnología puede ser particularmente útil en regiones con altos índices de calor o en zonas urbanas donde las temperaturas interiores pueden aumentar debido al efecto isla de calor urbano.
- Mejorar la calidad del aire interior: A medida que se reducen las temperaturas internas, se mejora la ventilación natural, lo que puede contribuir a una mejor calidad del aire y reducir la necesidad de sistemas de climatización que recirculan aire artificialmente.
A pesar de las ventajas de este sistema, existen varios desafíos que los investigadores aún están abordando. Uno de los principales obstáculos es la durabilidad de las láminas porosas, ya que los materiales deben ser resistentes a la exposición a los elementos (como la humedad o la radiación solar directa) sin perder sus propiedades térmicas. Además, la tecnología aún está en fase de investigación y prueba, por lo que se requieren más estudios para garantizar su efectividad en diversos tipos de edificaciones y en condiciones climáticas extremas.
Sin embargo, este tipo de tecnología promete ser una pieza clave en el futuro de la arquitectura sostenible y podría marcar el inicio de nuevas soluciones para la lucha contra el cambio climático.
El impacto de esta tecnología podría extenderse más allá de los edificios urbanos. En el futuro, las láminas porosas podrían aplicarse en infraestructuras públicas, vehículos y estructuras temporales como tiendas de campaña o refugios de emergencia, proporcionando una solución de enfriamiento de bajo costo y sin necesidad de infraestructura eléctrica.
Este tipo de innovaciones también abre nuevas posibilidades en el ámbito de la eficiencia energética en la construcción, haciendo que los edificios sean más sostenibles y menos dependientes de fuentes de energía externas.
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