Las medidas contra el virus, generan la emisión de decenas de miles de toneladas de basura, más que las que había en los hospitales.
Uno de los más graves problemas que enfrentan todas las ciudades como parte de lo que ha dejado en el mundo la pandemia COVID19, es la crisis sanitaria que ya se convirtió en un problema ambiental con potencial de ejercer mayor presión sobre los servicios médicos y la lucha contra el cambio climático, advierte en un informe la Organización Mundial de la Salud (OMS), y México también está involucrado en esta grave afectación.
Un documento publicado en Ginebra, Suiza, expone que la respuesta al COVID genera la emisión de decenas de miles de toneladas de desechos médicos adicionales a los que ya circulaban por todo el mundo.
La producción excedente de material clínico y preventivo supone una amenaza adicional a la crisis sanitaria; antes de la pandemia ya eran insuficientes los sistemas en activo para gestionar los desechos de cuidado médico.
Por ejemplo en México, un trabajo del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reveló que, durante el primer año de pandemia, los desechos biológicos infecciosos se incrementaron hasta 300%, mientras que la basura doméstica, 17%.
De acuerdo con el documento de la OMS, se estima que a nivel mundial, tres de cada 10 establecimientos de salud carecen de sistemas diseñados para la segregación de desechos. En los países menos desarrollados, ni uno de cada tres centros de salud cuenta con el servicio básico de manejo de residuos sanitarios. “La pandemia ha provocado grandes aumentos en los desechos de cuidado médico, poniendo a prueba a las instalaciones de atención médica con recursos insuficientes y exacerbando los impactos ambientales de los desechos sólidos”, indica
El estudio se basa en el análisis del material puesto a disposición en el marco de la iniciativa de emergencia de Naciones Unidas. Bajo este esquema de asistencia mundial, unas 87 mil toneladas de equipo de protección personal (EPP) se pusieron a circular entre marzo de 2020 y noviembre de 2021, de las que 5 mil 900 y 36 mil toneladas correspondieron a mascarillas y guantes, respectivamente. También se entregaron 140 millones de kits de prueba, con un potencial para generar 2 mil 600 toneladas de residuos no infecciosos (principalmente plástico) y 731 mil litros de residuos químicos.
El estudio no toma en consideración los productos adquiridos fuera de la iniciativa, por lo que el problema es mucho mayor. Sólo las más de 8 mil millones de dosis de vacunas aplicadas en todo el mundo han producido 144 mil toneladas de desechos en forma de jeringas, agujas y empaques.
En el caso de México, de acuerdo con el estudio de Naciones Unidas Manejo de Desperdicios durante la pandemia de COVID-19, se emitieron, sólo en el primer año de la crisis sanitaria, cerca de 32 toneladas al día con motivo de la pandemia sólo por residuos de pacientes en hospitales, en donde cada enfermo en cama emite entre dos y 2.2 kilos por día.
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