Redacción: Hena M. Andrés Cuevas
Un reciente estudio internacional realizado por más de 50 científicos ha mostrado que las áreas protegidas del Amazonas están siendo cada vez más afectadas por el cambio climático, debido al aumento acelerado de las temperaturas extremas. Entre 1981 y 2023, las temperaturas máximas extremas en la región amazónica crecieron al doble de la tasa promedio global, con un incremento aproximado de 0.5°C por década. En particular, el norte-central del Amazonas, que alberga unidades de conservación y territorios indígenas, experimentó un aumento superior a 3.3°C en las temperaturas máximas extremas durante este periodo.
Este incremento de calor ha provocado períodos de sequía más intensos, lo que genera un aumento en la ocurrencia de incendios forestales y altos niveles de mortalidad de árboles y fauna. Además, las comunidades locales se ven afectadas, con dificultades en el acceso a servicios básicos y riesgos para la salud debido a las condiciones extremas. Los expertos destacan que los países con mayores emisiones de gases de efecto invernadero tienen una gran responsabilidad en estos cambios, lo que subraya la necesidad urgente de reducir emisiones y fortalecer medidas internas para proteger estas áreas conservadas.
En septiembre de 2024, un grupo de investigadores observó un fenómeno alarmante en el Parque Nacional de Jaú, una de las áreas de conservación más importantes de Brasil. Durante una investigación de campo para registrar la vocalización de aves y estimar poblaciones de ciertas especies, encontraron un silencio absoluto: no se escuchaban aves ni insectos, algo inusual para esa hora del día. Las mediciones de temperatura superaban los 30°C, lo cual es muy alto para las primeras horas de la mañana. Según los científicos, este comportamiento sugiere que la fauna estaba visiblemente afectada por el calor y la sequía, ocultándose para conservar energía, lo que alteró completamente la actividad habitual del ecosistema.
Este tipo de situaciones refleja cómo incluso las zonas más protegidas del Amazonas no están libres de los efectos del cambio climático. La combinación de temperaturas extremas y sequías prolongadas genera condiciones que antes se consideraban inusuales, afectando tanto a la biodiversidad como a las comunidades humanas que dependen de estos ecosistemas para su sustento y bienestar.
La situación de la Amazonía evidencia la urgencia de abordar el cambio climático de manera integral, tanto a nivel global como local. Es fundamental implementar políticas efectivas de reducción de emisiones, fomentar prácticas de conservación sostenibles y aumentar la resiliencia de los ecosistemas y de las comunidades amazónicas ante estos desafíos. Solo con esfuerzos coordinados se podrán mitigar los efectos del calor extremo y proteger uno de los biomas más importantes y biodiversos del planeta, asegurando su supervivencia para las futuras generaciones.

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