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América Latina lidera la pérdida mundial de bosques tropicales incendios y otras causas críticas

bosques tropicales

Redacción:  Amairany Ramírez  

América Latina se ha posicionado a la cabeza de la lista mundial de regiones con mayor pérdida de bosques tropicales durante 2024, un año que resultó especialmente devastador para estos ecosistemas a nivel global. Según datos recientes del Laboratorio de Análisis y Descubrimiento Global de Tierras de la Universidad de Maryland y disponibles en la plataforma Global Forest Watch del World Resources Institute (WRI), se perdieron aproximadamente 6,7 millones de hectáreas de áreas selváticas en todo el planeta, una cifra que casi duplicó lo registrado en 2023. 

La alarmante situación se concentra predominantemente en América Latina, donde *el 71% de las zonas boscosas destruidas se ubicaron en seis países de la región. Brasil y Bolivia lideraron esta lista. 

A diferencia de años anteriores, donde la tala para fines agrícolas y ganaderos era la principal culpable, en 2024 la causa principal de esta masiva pérdida fueron los incendios. Elizabeth Goldman, codirectora de Global Forest Watch, calificó este nivel de destrucción como algo no visto en más de 20 años. Los incendios, aunque a veces surgen espontáneamente, en los bosques tropicales son casi siempre provocados por humanos, a menudo para despejar tierras para la agricultura, y luego se propagan sin control. 

Factores como las elevadas temperaturas, el cambio climático y el fenómeno de El Niño contribuyeron a crear condiciones cálidas y secas que derivaron en incendios más grandes y generalizados. Países como Brasil y Bolivia sufrieron graves sequías que favorecieron la propagación de las llamas. Se ha documentado que en Brasil y Bolivia los fuegos son intencionados para preparar terrenos destinados a la ganadería o cultivos como la soja, caña de azúcar, maíz o sorgo.  

La progresiva desaparición de las selvas tropicales tiene consecuencias devastadoras. Son cruciales para la provisión de agua y la biodiversidad, y almacenan cientos de miles de millones de toneladas de carbono. Su pérdida y transformación liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera; los incendios de 2024 liberaron 4,1 gigatoneladas, cuatro veces las emisiones de todos los vuelos en 2023. Esto agrava el cambio climático, empeora la calidad del aire, tensiona los suministros de agua y amenaza a millones de personas, creando un peligroso ciclo de retroalimentación donde el calentamiento alimenta incendios más extremos. 

Ante este panorama, se subraya la necesidad de sistemas de respuesta ante incendios más robustos, políticas que desalienten la deforestación peligrosa, inversión sostenida en prevención comunitaria, aplicación firme de la ley a nivel regional y un enfoque en el uso sostenible del suelo. Mientras América Latina enfrenta una crisis, regiones como el sudeste asiático, con Indonesia a la cabeza, mostraron señales alentadoras con una reducción en la pérdida de bosque primario en 2023 a pesar de la sequía. Los expertos son enfáticos: “Nuestras economías, nuestras comunidades, nuestra salud, nada de eso puede sobrevivir sin los bosques”. 

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