Redacción: Inés Arroyo
Una investigación internacional ha confirmado que la ansiedad por el cambio climático afecta con más fuerza a ciertos grupos de la población. El estudio, liderado por universidades de Alemania y publicado en Global Environmental Change, analizó 94 trabajos realizados en 27 países, con datos de más de 170 mil personas. Sus hallazgos ofrecen una radiografía clara de quiénes son más vulnerables y por qué.
La investigación identificó que mujeres, personas jóvenes y quienes muestran una preocupación activa por el medio ambiente presentan mayor propensión a experimentar ansiedad climática. También están más expuestos quienes consumen frecuentemente noticias relacionadas con la crisis ecológica.
A diferencia de otros tipos de ansiedad, la climática no surge de problemas personales, sino de la percepción de una amenaza global. Aunque puede afectar el bienestar emocional, también ha demostrado fomentar comportamientos positivos como apoyar políticas ambientales y participar en acciones colectivas.
Uno de los puntos más destacados del estudio es su llamado a transformar la ansiedad en compromiso. Para ello, los investigadores recomiendan que figuras públicas y medios de comunicación contribuyan a canalizar el malestar hacia soluciones prácticas, brindando información clara y apoyo emocional.
Los científicos reconocen, sin embargo, una limitación en los datos: la mayoría de los estudios fueron realizados en países del Norte Global, por lo que falta información sobre los impactos psicológicos en regiones más afectadas por el cambio climático, como América Latina o África.
La ansiedad climática es una señal de alerta, pero también puede ser una oportunidad. Si se gestiona adecuadamente, puede convertirse en motor de acción. ¿Estamos preparados para convertir la angustia por el futuro en soluciones reales desde el presente?
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