Redacción: Guicel Garrido
La llegada de Claudia Sheinbaum Pardo a la presidencia de México en 2025 despertó un optimismo sin precedentes en diversos sectores sociales. Con una sólida trayectoria como científica e ingeniera ambiental, las expectativas apuntaban a la consolidación del primer gobierno auténticamente “verde” y progresista en la historia del país. Sin embargo, al cierre de este ciclo, el balance muestra una compleja mezcla de avances tangibles y contradicciones estructurales.
Desde su campaña, Sheinbaum posicionó la crisis climática como un eje central de su agenda. Su experiencia previa en el Gobierno de la Ciudad de México, donde impulsó la movilidad eléctrica y programas de reforestación urbana, sirvió como aval para sus promesas nacionales: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, proteger la biodiversidad y fortalecer las áreas naturales protegidas.
En su discurso de toma de posesión, la mandataria reafirmó este compromiso, generando una ola de confianza entre organizaciones civiles y expertos ambientales que veían en ella una aliada técnica capaz de transformar la política pública.
No obstante, la implementación de las políticas gubernamentales ha generado roces con los sectores más críticos. El punto de mayor fricción ha sido la dualidad en la política energética: mientras el discurso oficial promueve la sustentabilidad, la administración ha mantenido e incluso priorizado proyectos vinculados a la industria del gas y el petróleo.
Esta “doble vía” ha provocado que la expectativa inicial se desvanezca en ciertos grupos. Para organizaciones ambientales, resulta contradictorio buscar el liderazgo climático mientras se sostiene una infraestructura basada en hidrocarburos, responsables directos del calentamiento global. Esta situación ha derivado en una percepción de desconfianza, donde la sociedad cuestiona si la agenda ambiental es una prioridad real o una herramienta de retórica política.
A pesar de las críticas, el gobierno ha logrado hitos que no pueden ignorarse. Se han replicado con éxito modelos de control de contaminación a nivel federal y se han abierto canales de diálogo inéditos a través de foros y mesas de trabajo. En estos espacios, el gobierno ha colaborado con la sociedad civil para abordar problemas críticos como la deforestación y la contaminación de los mantos acuíferos.
El balance del gobierno de Sheinbaum en materia ambiental es, hasta ahora, un claroscuro. Si bien se reconoce un avance en la tecnificación de las decisiones y una mayor apertura al diálogo, la realidad económica del país y la inercia de la industria energética presentan obstáculos monumentales.
México, un país con una biodiversidad que es patrimonio mundial, se encuentra en una encrucijada. La administración de Sheinbaum ha dado pasos importantes, pero la sociedad civil coincide en que, para enfrentar la emergencia climática actual, se requerirán medidas más drásticas y una coherencia absoluta entre el discurso científico y la ejecución presupuestaria.
¿Te gustó nuestra nota? ¡Contáctanos y deja tu comentario! AQUÍ
Conoce nuestra red ANCOP Network AQUÍ
¿Te gustó nuestra nota? ¡Contáctanos y deja tu comentario! AQUÍ
Conoce nuestra red ANCOP Network AQUÍ
