Cuando de captación de carbono se habla, los árboles son los primeros en llegar a la mente de las personas, sin embargo, también algunos animales tienen dicha cualidad. Tal es el caso de las ballenas que son las encargadas de purificar el mar de CO2.
Así es, el animal más grande del mundo, las ballenas, cuentan con una gran biomasa, que tiene como componente una gran cantidad de carbono. Lo cual hace de estos animales “grandes almacenes” de CO2, que incluso se mantienen activos durante un largo período de tiempo, pues la esperanza de vida es larga.
Según un estudio de la Universidad del Sureste de Alaska, las ballenas no sólo captan carbono, también liberan oxígeno y nutrientes que ayudan a la vida marina. Así como, que consumen el 4 por ciento de su peso en krill y plancton fotosintético, qué a su vez, gracias a la producción de sus heces, son liberados nuevos nutrientes para qué estos alimentos crezcan cada vez más.
¿Qué pasa cuando mueren? Si bien la respuesta es que el carbono se libera, los científicos aseguran que sucede según la descomposición del cuerpo y “complementa la bomba biológica de carbono, donde los nutrientes y los productos químicos se intercambian entre el océano y la atmósfera a través de complejas vías biogeoquímicas”.
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