Entre los meses de septiembre y octubre, en España sucede un hecho muy bonito dentro del mundo de la naturaleza, se trata del llamado berrea de los ciervos, y es cuando los machos de esta especie emiten sonidos potentes y guturales para atraer a las hembras y competir con sus rivales, cuyo propósito es cumplir con las leyes de la selección natural, y garantizar la continuidad de la especie. Para ello, los venados con mejores condiciones físicas serán quienes transmitan la mejor carga genética a las nuevas generaciones.
Este suceso, es un acontecimiento natural de primer orden que en los últimos años venía sucediendo de forma más moderada por culpa del cambio climático, esto debido a que, si el frío y la lluvia no llegan a tiempo, el período de celo se retrasa y la parada nupcial del venado se desvanece. El año pasado, apenas duró unos días y transcurrió de manera muy apagada, y sin el vigor que la caracteriza. Sin embargo, la fecha exacta y la duración de la berrea no son fijas, sino que dependen de varios factores ambientales, entre los que destaca la meteorología.
Dentro de esta ciencia, existe lo que se llama fotoperiodo, es decir, la duración del día y la noche. Los ciervos también cuentan con un ‘reloj biológico interno’ que se sincroniza con el fotoperiodo, y que regula la secreción de hormonas sexuales. Es por ello por lo que, si los días se acortan y las noches se alargan, significa que el día y la noche tienen la misma duración, es ahí cuando los ciervos perciben que se acerca el otoño y que es el momento de reproducirse. Por otro lado, la meteorología afecta a la humedad ambiental, que es quien hace que las feromonas que segregan las hembras viajen y persistan en el aire,
hasta llegar a las narices de los machos. Las feromonas son sustancias químicas que transmiten información sobre el estado reproductivo de las hembras. Por eso, la berrea suele intensificarse con las primeras lluvias de septiembre, que aumentan la humedad ambiental.
Tanto el fotoperiodo como la humedad ambiental son importantes para determinar el inicio y el final de la berrea de los ciervos, aunque puede existir la posibilidad de que haya otros factores que pueden influir en menor medida, como la temperatura, la presión atmosférica o el viento, ya que, por ejemplo, se ha dicho que temperaturas altas pueden retrasar o reducir la berrea de los ciervos, pues les provoca estrés térmico.
En otra parte la presión atmosférica baja puede anticipar o aumentar la berrea, ya que se asocia con cambios meteorológicos favorables para el celo. Por último, el viento puede favorecer o dificultar la berrea de los ciervos, según su dirección e intensidad. Sin duda este fenómeno es especial y la mejor manera de disfrutarlo, por comodidad y seguridad, es recurrir a alguna de las empresas de turismo de naturaleza que organizan salidas ya que ellos cuentan con los correspondientes permisos, sin alterar la vida de los ciervos ni causar ningún otro impacto ambiental con nuestra visita.
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