Redacción: Inés Arroyo
La reciente interrupción del suministro eléctrico que afectó a varias zonas de España ha reavivado el debate sobre la transición energética en Cataluña. Este hecho ha puesto de nuevo en primer plano las diferencias políticas sobre cómo afrontar la transición hacia un modelo energético más sostenible, especialmente en un contexto de cierre progresivo de las centrales nucleares en la región.
El apagón del lunes provocó que los partidos catalanes volvieron a discutir sobre la necesidad de acelerar el desarrollo de las energías renovables. Junts per Catalunya, por ejemplo, presentó una propuesta para declarar las instalaciones de energías renovables como “bien de interés público”, lo que, aunque no fue respaldado por otros partidos, reavivó la discusión. El diputado de Junts, Ignasi Prat, denunció la lentitud en la transición energética, citando que solo se ha ejecutado un 20% de los proyectos fotovoltaicos previstos y un 50% de los eólicos. Además, acusó a la Generalitat de dificultar el desarrollo con excesiva burocracia.
Por su parte, los partidos de izquierda, como el PSC, ERC y En Comú Podem, mostraron su apoyo a una transición energética más rápida, pero con enfoques diferentes. Mientras que el PSC destacó el compromiso del Govern con la agenda verde, ERC pidió un proceso de planificación cuidadoso para evitar impactos negativos sobre el territorio. Los Comuns también abogaron por una transición “democrática”, asegurando que el proceso sea justo y con beneficios sociales.
En cuanto a la CUP, su propuesta se centra en una energética pública y distribuida, pactada con las comunidades locales. Criticaron a Junts por, según ellos, ser incoherentes al pedir el impulso de macroproyectos energéticos mientras se oponen a su instalación en ciertos territorios.
Desde la derecha, Vox y el PP defendieron la energía nuclear como parte del mix energético. Vox insistió en que la transición debe ser “racional y planificada”, destacando la eficiencia y sostenibilidad de la energía nuclear. El PP, por su parte, ha propuesto extender la vida útil de las centrales nucleares en Tarragona, argumentando que ambas fuentes, renovables y nucleares, deben complementarse para garantizar el abastecimiento energético en todo momento.
Este debate pone de manifiesto las tensiones que atraviesa Cataluña en su transición energética. Si bien todos los partidos coinciden en la necesidad de reducir la dependencia de fuentes no renovables, las propuestas varían en cuanto a la velocidad y el modelo para lograrlo. En medio de estas diferencias, la preocupación por garantizar el suministro energético y reducir los costos sigue siendo uno de los desafíos más urgentes para la región.