Redacción: Arturo Cruz
En una innovadora iniciativa de conservación, investigadores en Cataluña están utilizando una técnica genética revolucionaria: el ADN ambiental (ADNe). Esta metodología consiste en recolectar pequeñas muestras de agua para analizar fragmentos de ADN que los animales dejan al nadar, beber o interactuar con el entorno. A partir de ese rastro genético, los científicos pueden identificar qué especies han estado presentes en el lugar, sin necesidad de capturarlas, verlas o molestarlas.
En un solo día de muestreo, lograron registrar más de 50 especies distintas, incluyendo peces, anfibios e incluso mamíferos difíciles de observar a simple vista. La iniciativa es liderada por la ONG SEO/BirdLife y representa un avance fundamental en el monitoreo de ecosistemas sensibles, especialmente en el contexto del cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
El uso del ADNe no solo permite detectar especies amenazadas con gran precisión, sino también rastrear los impactos humanos en ríos, lagos y humedales. A futuro, esta herramienta podría convertirse en el estándar mundial para vigilar la salud ecológica del planeta.
Esta nueva forma de estudiar la naturaleza une ciencia, tecnología y compromiso ambiental, demostrando que cuidar del mundo natural también puede hacerse con respeto, innovación y eficiencia.
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