Redacción: Litzury Gamboa
La creciente urbanización y los efectos del cambio climático están incrementando los riesgos en áreas como el aumento del nivel del mar, inundaciones y sequías, lo que afecta a millones de personas en todo el mundo. En América Latina y el Caribe, por ejemplo, cerca del 80% de la población vive en zonas urbanas. En respuesta a estos desafíos, las ciudades esponja se están implementando como una solución urbana para gestionar el agua de manera más inteligente.
Una ciudad esponja es un concepto urbano que permite a las ciudades retener, limpiar e infiltrar agua utilizando soluciones naturales. Están diseñadas para absorber el agua de lluvia, recargar acuíferos locales y permitir que el exceso de agua fluya hacia áreas propensas a inundaciones. Además, buscan integrar la naturaleza en el entorno urbano, promoviendo la biodiversidad y contribuyendo al bienestar de los habitantes.
Para lograr estas características, se implementan diversas medidas como la creación de zonas verdes, humedales y parques inundables, la reconstrucción de riberas de ríos, la instalación de jardines de lluvia y tejados verdes, así como el uso de pavimentos permeables que ayudan a reducir la escorrentía superficial, logrando disminuir significativamente el impacto de las lluvias.
Algunas ciudades ya han adoptado estos principios, como Jinhua y Shanghái en China, Nueva York en EE.UU., Berlín en Alemania y Copenhague en Dinamarca. China es uno de los países más avanzados en la implementación de ciudades esponja, con 16 ciudades adaptadas a este modelo. Este enfoque no solo ayuda a mitigar los efectos del cambio climático, sino que también fomenta una economía más verde y sostenible, mejorando la resiliencia urbana frente a futuros desafíos ambientales.
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