Redacción: Guicel Garrido
El pionero de la aviación Bertrand Piccard, reconocido por su innovador proyecto Solar Impulse, ha emprendido un nuevo desafío: el desarrollo del “Climate Impulse”, un avión biplaza propulsado por hidrógeno verde. Este proyecto revolucionario tiene como objetivo circunnavegar el globo sin escalas, cubriendo una distancia de 40,000 kilómetros, utilizando tecnología de hidrógeno líquido super frío que solo emite vapor de agua, estableciendo así un nuevo estándar en la aviación sostenible.
El “Climate Impulse” representa un paso audaz hacia un futuro más verde para la aviación. El avión utilizará hidrógeno verde, producido a partir de electricidad renovable mediante electrólisis, como fuente de combustible. Se espera que los vuelos de prueba comiencen en este año, y el ambicioso viaje alrededor del mundo está programado para 2028.
El avión, construido con materiales compuestos ligeros, tendrá una envergadura de 34 metros, una velocidad de 180 km/h y la capacidad de volar sin necesidad de reabastecimiento, lo que demuestra el potencial del hidrógeno como combustible sostenible para la aviación.
El corazón de esta innovación reside en sus tecnologías avanzadas. El avión empleará tanques ultraaislados para almacenar hidrógeno líquido a una temperatura extremadamente baja de -253°C y celdas de combustible para convertir el hidrógeno en energía. Sin embargo, el equipo se enfrenta a desafíos técnicos considerables, como la regulación precisa del flujo de hidrógeno y el desarrollo de un tanque seguro y hermético que pueda soportar las condiciones extremas.
A pesar de estos obstáculos, el equipo ha logrado avances significativos, particularmente en el diseño de la cabina, que ahora cuenta con asientos giratorios y sistemas para mejorar la circulación sanguínea de los pilotos durante vuelos de larga duración. Las próximas pruebas se centrarán en las celdas de combustible, los sistemas de propulsión y la eficiencia del motor eléctrico.
Si bien el potencial del hidrógeno verde en la aviación es innegable, los expertos advierten que los vuelos comerciales propulsados por hidrógeno podrían tardar décadas en materializarse debido a los considerables desafíos tecnológicos y económicos que deben superarse.
Los combustibles fósiles siguen siendo la opción dominante debido a su costo más bajo y mayor eficiencia. No obstante, Piccard se mantiene optimista y ve el “Climate Impulse” como una fuente de inspiración para la industria de la aviación. “Tenemos que demostrar que es posible”, afirmó en una entrevista con “Associated Press”, enfatizando que proyectos pioneros como este son esenciales para impulsar el cambio y allanar el camino hacia un futuro más sostenible para la aviación.
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