Redacción: Regina De Quevedo
Durante la ultima década, la ciencia ha demostrado que cuando la sociedad se involucra en el conocimiento científico, es posible cambiar la forma en que se abordan los problemas ambientales.

Sin embargo, muchos de estos desafíos continúan porque se han enfocado desde un enfoque vertical, donde las decisiones y la investigación, ocurren lejos de las personas que viven las consecuencias. Esta perspectiva, ha dejado a un lado, el bienestar de los ecosistemas y de la vida cotidiana, frenando el avance hacia la sostenibilidad ambiental y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El proyecto de Monitoreo Comunitario de Calidad del Agua (MOCCA), fomentando de manera interdisciplinaria por la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción, plantea construir un camino colaborativo, donde la investigación y los saberes se comparten. Para la medición y gestión de agua potable rural en comunidades como Puahun y Boca Itata, se desarrollaron sensores accesibles y el acceso a plataformas digitales, sin embargo, la innovación no fue solo tecnológica, sino también social, al comenzar el proyecto, estudiantes, vecinos, entidades publicas y la Universidad de Concepción, se unieron a trabajar para contar con información confiable.
Esta experiencia demostró que la ciencia ciudadana, va más allá de solo la recolección de datos, ya que, se trata de un esfuerzo de inteligencia colectiva que enlaza a comunidades con interés científico, fortaleciendo su capacidad de reconocer y proteger su territorio, estableciendo un dialogo con instituciones publicas y creando soluciones socioambientales desde la etapa inicial. El proyecto MOCCA destaca como la sostenibilidad ambiental requiere de confianza, tiempo, redes de colaboración y la voluntad de apoyar a otros, integrando el conocimiento en la toma de decisiones.
Por lo tanto, hacer parte a la sociedad es necesario para visibilizar los problemas socioambientales desde otras perspectivas y si la ciencia se hace parte de la vida de los seres humanos, dejara de percibirse como algo ajeno y confuso para convertirse en una herramienta de autonomía.
El futuro del medio ambiente no debe darse a conocer solo en medios o artículos científicos, sino que debe reconocerse y construirse entre ciencia, comunidades e instituciones públicas. La conexión entre la ciencia y las necesidades de la comunidad permiten construir soluciones ambientales con mayor solidez, legitimidad y sostenibilidad.
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