Llega diciembre y con ello las fiestas de fin de año, que se caracterizan por los platillos típicos de las fechas decembrinas. Uno de los más comunes por su fácil acceso de compra, sencilla preparación, pero con único sabor, es el pavo, uno de los animales de granja más consumidos, aunque solo por temporada.
En Europa, los pavos son los terceros en mayor cantidad de sacrificios, luego de pollos y cerdos. Sin embargo, y pese a sus condiciones de vida los medios de comunicación los venden como una buena opción alimenticia, lo cual refleja el que legisladores de la Unión Europea no se preocupen por el bienestar de la especie.
A diferencia de nacer y vivir en su hábitat natural, al pertenecer a los criaderos con fines de venta, los pavos suelen vivir sin luz natural, estímulos adecuados, con mucho estrés, con nula posibilidad de socializar, ejercitarse y con tendencia a volverse agresivos.
Especialistas aseguran que la solución es establecer estándares legales orientados a los animales para salvaguardar su bienestar, así como el cierre definitivo de las granjas que no cumplan con las normas. Asimismo, hacen un llamado a la sociedad para no consumir carne de pavo, hasta no ver aplicadas dichas normativas, ya que solo así se podrá actuar de forma ética y responsable.
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