Redacción: Guicel Garrido
Vecinos de Necochea formalizan una denuncia ante la Defensoría del Pueblo contra la empresa avícola Jurjen, señalando una situación de vida “insostenible” por los olores nauseabundos, la proliferación de moscas y el mal manejo de desechos.
La tensión entre la producción industrial y la calidad de vida de los habitantes de Necochea alcanzó un punto crítico, luego de que vecinos del barrio Los Tilos, 9 de Julio y Camioneros formalizaran una denuncia ante la Defensoría del Pueblo contra la empresa avícola Jurjen por supuesta contaminación ambiental y sanitaria.
La problemática, que se arrastra desde hace más de un año, fue nuevamente eje de debate en la Comisión de Medio Ambiente del Concejo Deliberante. Los residentes, que presentaron una nota con más de 300 firmas, describen una situación de convivencia “insostenible”, marcada por la constante emanación de olores nauseabundos y la descontrolada proliferación de moscas, atribuidos a un manejo deficiente de los residuos de la granja.
“No se puede vivir más así”, expresaron los denunciantes, quienes señalan directamente al presunto mal manejo de guano, huevos rotos y cadáveres de aves como focos de la contaminación que impacta de lleno en su salud y bienestar diario.
El caso de Jurjen expone una falla en los controles municipales. Hace año y medio, la Dirección de Medio Ambiente había labrado un acta a la avícola por no contar con habilitación y por graves faltas, como corrales que se encontraban “negros, plagados de moscas”. A pesar de que el expediente fue elevado al Juzgado de Faltas y la empresa ha cambiado de administración, los habitantes de la zona aseguran que las condiciones persisten y la situación no ha mejorado.
Frente a la gravedad del reclamo, la Comisión de Medio Ambiente resolvió una serie de medidas urgentes para abordar la crisis. Entre las acciones acordadas se incluye la actualización de los controles en conjunto con el SENASA y el aumento de la frecuencia en el retiro y tratamiento de los desechos, especialmente los cadáveres de animales, para mitigar el riesgo sanitario.
Además, se decidió elevar el conflicto a diversas esferas provinciales, como Asuntos Agrarios y la Policía Ecológica, para obtener una intervención integral. Un nuevo control exhaustivo en las instalaciones de la avícola Jurjen fue pautado para el próximo 15 de noviembre, con la intención de fiscalizar las prácticas diarias de manipulación de residuos y verificar el cumplimiento de las normativas de bioseguridad.
El episodio subraya la necesidad de implementar un control avícola riguroso, que no solo vele por la eficiencia económica y la trazabilidad de los productos para consumo humano, sino que también asegure la sanidad animal, la prevención de enfermedades como la influenza aviar, y la bioseguridad ambiental, garantizando la armonía entre la actividad productiva y la calidad de vida de las comunidades aledañas.

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