Redacción: Andrea Zamora

El suelo que pisamos parece tranquilo, pero en realidad alberga una comunidad vibrante e inmensa: el microbioma del suelo. Este término hace referencia al conjunto de todas las bacterias, hongos, arqueas, protistas, virus y otros microorganismos que viven en los espacios porosos del suelo.
¿Qué es el microbioma del suelo y por qué importa?
Una sola cucharadita de buen suelo puede contener miles de millones de células microbianas y hasta decenas de miles de especies distintas. Estas comunidades invisibles cumplen roles fundamentales:
- Descomponen materia orgánica muerta, liberando nutrientes para plantas.
- Ayudan a fijar carbono y nitrógeno, regulando el ciclo del carbono y, en consecuencia, aportando al control climático.
- Contribuyen a la estructura física del suelo, mejorando su estabilidad, porosidad, retención de agua y resistencia a la erosión.
- Actúan en la defensa de las plantas: un suelo con microbioma sano puede reducir enfermedades y mejorar la salud vegetal.
Lejos de ser un sustrato estático, el suelo es un entorno vivo en constante cambio. Los microbios modelan directamente las propiedades físicas y químicas del suelo mediante sus actividades metabólicas: liberan polisacáridos que aglutinan partículas, generan canales mediante crecimiento de hifas fúngicas, y alteran el pH o la composición de minerales. Esta interrelación hace que el suelo actúe como un sistema vivo e interconectado: la biología, la química y la física se entrelazan.
¿Cómo afecta esto a la agricultura y al ambiente?
En el contexto de la agricultura, un suelo con microbioma diversificado y saludable se traduce en mejores rendimientos, mayor resiliencia ante la sequía o ataques de patógenos, y el uso más eficiente de fertilizantes. Desde la perspectiva ambiental, estos microbios del suelo almacenan carbono y pueden ser aliados en la mitigación del cambio climático. Un estudio reciente los describe como “arquitectos invisibles” del suelo y del clima global.
Desafíos y lo que aún no sabemos:
A pesar de los avances, todavía hay mucho por descubrir:
- ¿Cómo responden exactamente estas comunidades a la agricultura intensiva, los monocultivos y los pesticidas?
- ¿Qué especies son más clave para determinados servicios del suelo?
- ¿Cómo se pueden gestionar estos microbios de forma que beneficie al suelo sin alterarlo drásticamente?
En definitiva, reconocer que bajo nuestros pies existe un universo dinámico lleno de vida no visible para el ojo humano cambia la percepción de qué significa realmente “terreno fértil”. El microbioma del suelo es la base de la productividad, la salud ecológica y la resiliencia del planeta.
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