Redacción: Carolina Herrera
Dentro de un cuerpo celeste con una existencia de 4.500 millones de años, se encontró un hallazgo el cual da indicios para responder una de las incógnitas más profundas de todos los científicos: ¿Cómo se originaron las condiciones para que la Tierra fuera habitable?.
Como es de conocimiento mundial, el agua es vital para la existencia de cualquier ser vivo, por lo tanto, la superficie que contenga este elemento es susceptible a ser habitada y la Tierra no siempre tuvo el entorno para generar vida. Siendo solo una roca árida en el espacio, hubo un acontecimiento indispensable que la convirtió en el planeta que hoy en día es habitado por más de 8,2 mil millones de personas.
Tras un análisis por observaciones desde Chile y Hawái, se refuerza la hipótesis de que los impactos de cometas y asteroides sean los principales productores del origen del agua desde tiempos primitivos. Un estudio reciente dio fuerzas a esta posibilidad al descubrir que el agua que transporta el cometa 12P/Pons-Brooks, mejor conocido como el “Cometa Diablo” tiene homologías con la huella isotópica que conforma los océanos terrestres. Implicando su posible contribución clave en moléculas orgánicas, además del agua, como componentes necesarios para la habitabilidad de la Tierra.
Por una erupción en 2023 donde aparentaba tener cuernos, el “Cometa Diablo” compuesto por un núcleo de 35 km por roca, polvo y hielo será visible en este año, 2025. Abre la viabilidad de ser estudiado para más allá del descubrimiento de datos astronómicos, sino también para consolidar más datos que aporten al entendimiento de la capacidad de un planeta para albergar vida, a partir de la probable participación de algunos cometas para lograrlo.
La posibilidad que el elemento que conforma el 71% de la superficie terrestre, haya sido originada por cuerpos celestes que transitan por todo el sistema solar, crea un escenario potencial; si se evoluciona tal investigación y se confirma su papel fundamental en el origen del agua en la tierra, este mismo fenómeno pudo o puede ser replicado en otro parte del cosmos, generando una habitabilidad en algún planeta desconocido.
