Científicos estadounidenses lograron un avance significativo ante la contaminación plástica de los océanos.
Se trata de modificar genéticamente un microorganismo marino capaz de descomponer el plástico en agua salada, específicamente el tereftalato de polietileno (PET).
El estudio, dirigido por Nathan Crook, autor correspondiente y profesor asistente de ingeniería biomolecular y química en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, ha abierto la puerta a la posibilidad de convertir el plástico en productos reutilizables de manera económica, en lugar de simplemente retirarlo del agua y depositarlo en vertederos.
«Una opción es sacar el plástico del agua y ponerlo en un vertedero, pero eso plantea desafíos. Sería mejor si pudiéramos descomponer ese material en productos que puedan reutilizarse. Para que eso funcione, necesita una forma económica de desbaratarlo. Nuestro trabajo aquí es un gran paso en esa dirección», afirma Nathan Crook.
Para abordar este desafío, los investigadores trabajaron con dos especies de bacterias. La primera, Vibrio natriegens, prospera en agua salada y se reproduce rápidamente. La segunda, Ideonella sakaiensis, produce enzimas que le permiten descomponer el PET y consumirlo.
El PET es un plástico ampliamente utilizado y altamente reciclable, pero, como otros plásticos, resiste la degradación natural, lo que ha llevado a su acumulación en el medio ambiente y la formación de microplásticos, una amenaza significativa para la vida marina, los ecosistemas y potencialmente la salud humana.
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