Redacción: Guicel Garrido

Un equipo interdisciplinario de paleontólogos y paleobotánicos ha realizado un hallazgo monumental en la provincia de Chubut, Argentina, en el mismo yacimiento que reveló al mundo el “Patagotitan mayorum”, el dinosaurio más grande conocido. Se trata de diminutas flores fósiles de 101 millones de años, una nueva especie bautizada como Patagoflora minima, cuyo descubrimiento ofrece una ventana privilegiada a la evolución temprana de las plantas con flor en el hemisferio sur.
El registro, uno de los más antiguos del sur de Sudamérica y uno de los mejor dotados del antiguo supercontinente de Gondwana, aporta información crucial sobre la radiación temprana de las angiospermas.
La coexistencia de los extremos
El contraste de dimensiones en el hallazgo es asombroso. Las flores, de menos de un centímetro de diámetro, aparecieron a pocos metros de donde fueron desenterrados los huesos del gigantesco Patagotitan. Este sitio se convierte en uno de los pocos casos en el mundo donde flores diminutas y dinosaurios colosales aparecen preservados juntos.
Según relató Giovanni Nunes, especialista del Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF) y el CONICET, el descubrimiento fue completamente fortuito. “Durante las excavaciones en 2014 para recuperar más de 150 huesos de Patagotitan, comenzaron a aparecer también restos de plantas”, indicó.
Un vistazo a las primeras flores de Gondwana
Los análisis de laboratorio, realizados en restos conservados en un ambiente fluvio-lacustre, revelaron las pequeñas flores bien preservadas, que permitieron a los investigadores observar detalles morfológicos típicos de las primeras angiospermas.
La importancia científica del hallazgo radica en su ubicación geográfica. Históricamente, la mayor parte del registro fósil de la radiación temprana de las angiospermas proviene del hemisferio norte: “nos da una primera mirada sobre cómo eran las primeras plantas con flor en esta parte del hemisferio sur y ayuda a completar ese vacío en el conocimiento global”, señaló Nunes.
Aunque en aquel paisaje cretácico dominaban las coníferas, las plantas con flor ya se estaban diversificando y es probable que formaran parte de la dieta de los dinosaurios herbívoros. Si bien los fósiles de Patagoflora mínima no estaban conectados a tallos u hojas, se hipotetiza que las primeras flores podrían haber sido herbáceas, aunque la presencia de madera de angiospermas en el sitio sugiere que algunas formas eran arbustivas o pequeños árboles.
Un esfuerzo científico internacional
El estudio fue liderado por especialistas del MEF y el CONICET, con la colaboración de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis (España) y la Universidad de Cornell (Estados Unidos). Los resultados de la investigación fueron publicados en la prestigiosa revista científica Cretaceous Research.
El equipo planea ahora intensificar las campañas en la región, buscando ejemplares mejor preservados que permitan entender a fondo esta etapa crucial en la historia de la vida, cuando la aparición y dispersión de las flores comenzó a transformar irreversiblemente los ecosistemas terrestres del planeta.
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