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Día del Barrendero en México 

Redacción Daniel Lee

Este martes 8 de agosto es el Día del Barrendero en México, por cierto oficio muy antiguo, aunque a veces poco valorado. Son, y nadie podría desmentirlo, un eslabón fundamental en el día a día de todos. 

Y pongámoslo en perspectiva. Tan sólo en la CDMX atienden 169 vialidades; o sea, unos 3 mil 167 kilómetros de vías primarias donde recolectan 548 toneladas de residuos; utilizan 190 vehículos y 26 barredoras de succión. 

Y mire, se barren 365 toneladas/día, 84 por ciento inorgánicos como empaques, desechables y demás; 15 por ciento residuos orgánicos; el uno por ciento restante no se especifica.  

Quienes realizan este trabajo recolectan los desperdicios -algunos de origen natural como hojas o ramas de los árboles- que se acumulan en calles, parques, jardines y otros espacios públicos. Sin embargo, la mayoría corresponde a productos de la ciudadanía, por ejemplo plásticos de un sólo uso como botellas de refresco y agua, o envases de comida. 

En las ciudades mexicanas el oficio representa uno de los primeros eslabones para el manejo integral de residuos, afirma Nancy Merary Jiménez Martínez, experta del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, con sede en Cuernavaca, Morelos. 

Se trata de los objetos que desechamos porque consideramos que perdieron su utilidad o no satisfacen nuestras necesidades.  

Con base en la legislación nacional, hay tres tipos de residuos: sólidos urbanos, los cuales provienen de nuestras casas, oficinas, espacios públicos; de manejo especial o de gran volumen, como aparatos eléctricos y electrónicos; y los peligrosos (corrosivos, reactivos, explosivos, tóxicos, inflamables o biológico-infecciosos). 

En sus investigaciones de residuos sólidos urbanos ha encontrado más cada día, lo que significa una cantidad mayor de la que produjeron nuestros padres y abuelos. 

Con motivo del Día del Barrendero en México, que se conmemora el 8 de agosto, la universitaria destaca: en nuestro país, en la mayoría de los casos, se carece de una gestión integral.  

Lo que ocurre casi siempre es que los materiales son recolectados en los hogares u otras fuentes y llevados a basureros a cielo abierto, que no cumplen con la normatividad y tampoco protegen la salud humana o al medio ambiente. 

Aunque hay pocos estudios de generación y caracterización de los residuos, algunas estimaciones sugieren que cada mexicano produce cerca de un kilogramo al día, es decir, más de 120 mil toneladas, únicamente de sólidos urbanos; en mayor medida la Ciudad de México, Jalisco y el Estado de México. 

Para el caso de nuestro país se calcula un incremento de 20 por ciento. En “Manejo de residuos de equipos de protección personal derivados de la pandemia de COVID-19 en la Ciudad de México”. 

Hasta antes de la emergencia sanitaria “los plásticos tenían los días contados y había iniciativas de prohibición de los de un solo uso”. Sin embargo, durante la contingencia de salud se utilizaron más. También hubo un retroceso en la separación de residuos, explica. 

A ello se suma que, de acuerdo con sus indagaciones en el campus Morelos de la UNAM, se registra una extensión de las “prácticas pandémicas” como la compra de comida a domicilio, lo cual tiene repercusión en la presencia de envases y embalajes plásticos, o la adquisición de agua embotellada. 

Ahora es el momento de visibilizar el problema. “Hace mucho que perdimos el contacto con nuestros residuos; los entregamos en una bolsa en el camión recolector y desparecen de nuestra vista.  

Es importante reconocer qué desechamos, en qué magnitud y a partir de ese análisis identificar qué podemos evitar, dejar de comprar o sustituir, y aplicar todas las ‘erres’: reducir, reutilizar reciclar, rechazar, reparar, reflexionar”, subraya la doctora en estudios urbanos y ambientales. 

Los trabajadores de limpia separan materiales valorizables y, a menudo, los transfieren a centros de acopio donde pueden ser reaprovechados en las cadenas de reciclaje, apunta Jiménez Martínez. 

En México contamos con aproximadamente 4.3 barrenderos por cada 10 mil habitantes; aunque llevan a cabo su labor en condiciones precarias, y en ocasiones sin contar con el equipo necesario, cumplen con el trabajo promedio de eficiencia del sector establecido para nuestra región por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. 

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