Redacción: Inés Arroyo
Dominica, una isla del Caribe, está tomando medidas decisivas para enfrentar el cambio climático y proteger a su población de desastres naturales. Esta iniciativa nació tras la devastación del huracán María en 2017, que destruyó el 85% de las viviendas del país y dejó a la isla sin electricidad. Ese evento obligó a la nación a repensar su enfoque ante la vulnerabilidad climática.
Francine Baron, abogada y política que lideró la creación de la Agencia de Ejecución de la Resiliencia Climática (CREAD) en 2017, explica que el huracán sirvió como un punto de inflexión. «No solo se trata de reconstruir, sino de hacerlo de manera más fuerte y resiliente», afirma. La isla ha iniciado un proceso de transformación para construir infraestructuras más resistentes, como carreteras y viviendas, que puedan resistir futuros huracanes. Además, se han creado refugios adecuados para la población vulnerable, garantizando que los espacios de evacuación sean seguros y funcionales.
El objetivo es que Dominica sea la primera nación en el mundo completamente resistente al cambio climático. Este enfoque no solo implica mejorar la infraestructura física, sino también la social y económica, con énfasis en una recuperación más rápida ante los desastres.
Sin embargo, la financiación sigue siendo un desafío. Aunque países como la Unión Europea, Canadá y China han brindado apoyo, la mayoría de los recursos llegan en forma de préstamos, lo que genera más deuda para la isla. «Construimos y luego un huracán destruye todo, y tenemos que endeudarnos nuevamente para reconstruir», comenta Baron. Por eso, hace un llamado a los países industrializados, los principales responsables del cambio climático, para que asuman más responsabilidad en el apoyo a las naciones vulnerables.
Para enfrentar estos retos, Dominica ha creado un fondo de riesgo de vulnerabilidad, con el que busca garantizar financiación inmediata en caso de desastres. Esto permitirá una recuperación más rápida y eficiente, reduciendo el impacto de futuras catástrofes.
Además, la isla está diversificando su economía. Dominica planea alcanzar el 100% de energía renovable para 2030, utilizando recursos geotérmicos para impulsar una industrialización verde. El país también está explorando la producción de hidrógeno verde y otros combustibles limpios, lo que podría abrir nuevas oportunidades económicas.
El esfuerzo por hacer de Dominica una nación resiliente es un ejemplo para otras islas y países vulnerables. A través de la planificación y la acción, el país demuestra que es posible adaptarse al cambio climático y construir un futuro más seguro y sostenible.