En América del Sur, los Gobiernos de Ecuador y Perú han elevado sus alertas ante la amenaza del fenómeno de El Niño, que se espera que afecte especialmente a estas dos naciones. El aumento de las temperaturas en el océano Pacífico genera preocupación en diversos sectores, y el calentamiento global complica aún más el panorama.
La Organización Meteorológica Mundial ha informado sobre la configuración de condiciones para un episodio de El Niño costero a lo largo de la costa occidental de América del Sur, especialmente en Ecuador y el norte de Perú. Los pronósticos indican que se espera la llegada de El Niño a estas regiones durante el último trimestre de este año, extendiéndose posiblemente a los primeros meses de 2024.
Expertos advierten que el fenómeno de El Niño en esta ocasión será influenciado por el calentamiento global y el cambio climático, lo que hace que su comportamiento sea menos predecible. Los patrones climáticos podrían ser alterados, lo que implica un riesgo incierto para países como Ecuador y Perú.
Ante esta situación, los Gobiernos de ambos países han anunciado planes de prevención, mitigación y respuesta. Se están fortaleciendo las coordinaciones entre los Estados para el monitoreo y contención de las amenazas provocadas por el fenómeno climático.
Ecuador ha presentado un plan enfocado en la respuesta antes, durante y después del evento, que incluye monitoreo climatológico, construcción de obras de prevención y mitigación, seguridad alimentaria y vialidad, estrategias de comunicación y gestión de ayuda internacional. Por su parte, Perú también está tomando medidas, como la limpieza de ríos y quebradas, instalación de diques y garantizar líneas de financiamiento.
La amenaza de El Niño no se limita a Ecuador y Perú, ya que otros países de la región también han levantado alertas. Colombia ha decretado la emergencia en La Guajira, considerada la zona más vulnerable, y en Estados Unidos se esperan más precipitaciones y humedad, especialmente en el sur.
El fenómeno de El Niño tiene implicaciones globales y la ONU ha instado a los países potencialmente afectados a prepararse. Es necesario tomar medidas preventivas para mitigar los riesgos asociados a este fenómeno natural que puede causar lluvias intensas y sequías en diferentes partes del mundo.
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