Redacción Marlone Serrano
El año 2024 cerró como uno de los más extremos en términos meteorológicos, según un informe conjunto de World Weather Attribution (WWA) y Climate Central. La intensificación de fenómenos como olas de calor, inundaciones, tormentas, sequías e incendios forestales provocó al menos 3,700 muertes y desplazó a millones de personas alrededor del mundo.
Impactos globales y causas principales
Los científicos señalaron que el cambio climático, impulsado principalmente por la quema de combustibles fósiles, es el factor dominante detrás de estos fenómenos extremos. Las emisiones de gases de efecto invernadero elevan las temperaturas globales, lo que agrava los riesgos para la vida humana, los ecosistemas y las economías.
En promedio, 2024 registró 41 días adicionales de calor extremo en comparación con años anteriores, afectando particularmente a países en desarrollo y pequeñas islas. Las inundaciones, intensificadas por lluvias más fuertes debido a una atmósfera más cálida, causaron devastación en lugares como Brasil y Sudán, mientras que tormentas más destructivas, como el huracán Helene, fueron potenciadas por mares más calientes.
El Amazonas y el Pantanal también enfrentaron sequías severas e incendios, lo que ocasionó importantes pérdidas de biodiversidad.
Soluciones urgentes
El informe destaca la necesidad de una transición energética hacia fuentes renovables para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. También se hace un llamado a fortalecer los sistemas de alerta temprana y a aumentar la inversión en adaptación climática, especialmente en países en desarrollo, que son los más afectados pese a ser responsables de una menor proporción de las emisiones históricas de carbono.
Yasna Palmeiro Silva, experta en salud global, advirtió: “El cambio climático no es un problema del futuro, es una realidad que ya vivimos. Es urgente avanzar en la mitigación de emisiones y en la resiliencia climática para proteger nuestra salud y bienestar”.
Perspectivas para 2025
Los científicos alertan que, si no se toman medidas inmediatas, los fenómenos meteorológicos extremos continuarán agravándose. La humanidad enfrenta un desafío crítico: actuar ahora para evitar un futuro aún más devastador.
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