Redactor: Sam Torne
El calentamiento global está teniendo efectos devastadores en los ecosistemas marinos, y las ballenas jorobadas no son la excepción, estos majestuosos mamíferos marinos, conocidos por sus largas migraciones y complejos cantos, están viendo alterados sus patrones de reproducción, alimentación y migración debido al aumento de las temperaturas oceánicas y la disminución de su principal fuente de alimento: el kril.
Investigaciones recientes han destacado que las ballenas jorobadas que migran desde Alaska hasta Hawái podrían enfrentarse a temperaturas marinas insostenibles para finales de siglo, con un aumento de más del 30% en las zonas de reproducción que superarían los 28 °C. Estas condiciones no solo complicarían el ciclo reproductivo, sino que también afectarían a las crías, que dependen de aguas más frías para su desarrollo temprano.
Cambios en los patrones migratorios
Otro aspecto crítico que está siendo afectado por el cambio climático es la migración de las ballenas jorobadas; un estudio reciente realizado en la bahía de Cape Cod, Massachusetts, reveló que las jorobadas llegan dos semanas más tarde de lo que solían hacerlo hace 20 años. Aunque no se ha vinculado directamente con el aumento de la temperatura del océano, es probable que estos cambios estén relacionados con la disminución de su principal fuente de alimento, el kril, que ha caído un 80% desde la década de 1970 debido al derretimiento del hielo marino.
El calentamiento global también está aumentando el riesgo de colisiones entre ballenas y embarcaciones, así como el enredo en redes de pesca, ya que las ballenas se ven obligadas a competir con los humanos por el cada vez más escaso kril. Estos factores están generando un aumento en las muertes y en la disminución de la población de ballenas jorobadas, lo que preocupa enormemente a los conservacionistas.
Medidas de mitigación y el rol de las ballenas en el ecosistema
A pesar de este sombrío panorama, existen medidas de mitigación que podrían ayudar a frenar el impacto del cambio climático sobre las ballenas jorobadas; los científicos proponen la creación de áreas marinas protegidas adaptadas a los nuevos patrones migratorios de las ballenas, así como una mayor regulación sobre el tráfico marítimo en zonas críticas para la alimentación y reproducción de estos cetáceos.
Además, estudios recientes han demostrado que las ballenas jorobadas juegan un papel clave en la lucha contra el cambio climático, a través de sus excrementos ricos en hierro, ayudan a fertilizar los océanos, promoviendo el crecimiento del fitoplancton, una planta marina que captura grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Esta bomba biológica de carbono convierte a las ballenas en aliadas inesperadas en la lucha contra el calentamiento global.
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