Redacción Marlone Serrano
El 1 de octubre de 2024, Claudia Sheinbaum se convirtió en la primera mujer en asumir la presidencia de México, respaldada por casi el 60% de los votos. Este hito histórico llega acompañado de enormes retos, siendo el cambio climático uno de los más urgentes en su agenda.
Durante su toma de protesta, Sheinbaum destacó la necesidad de una transición hacia fuentes renovables de energía y presentó 11 compromisos ambientales entre los 100 que guiarán su gobierno. Estas propuestas incluyen desde la reforestación de bosques y la creación de plantas recicladoras, hasta la protección de cuerpos de agua. Sin embargo, especialistas consultados señalan que los desafíos medioambientales de México requieren más que buenas intenciones: exigen un cambio estructural y sostenible.
Críticas a su enfoque medioambiental
Luis Zambrano, doctor en ecología por la UNAM, resalta que, aunque la postura de Sheinbaum parece diferente a la de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, su historial genera dudas. Durante su gestión como jefa de gobierno de la Ciudad de México, se priorizaron soluciones de infraestructura por encima de un entendimiento ecológico profundo. Un ejemplo de ello fue la construcción de un puente que destruyó un humedal en Xochimilco, provocando daños irreversibles en el ecosistema.
Zambrano advierte que el enfoque “tecnológico e ingenieril” de Sheinbaum podría no ser suficiente para resolver problemas complejos como la crisis hídrica y la pérdida de biodiversidad. México ha perdido aproximadamente el 50% de sus ecosistemas naturales debido a actividades humanas, un problema que exige políticas integrales de conservación.
Los principales ejes para enfrentar el cambio climático
Según Zambrano, la nueva administración debe centrarse en tres ejes principales:
- Cambio climático: Implementar medidas de adaptación y mitigación para aumentar la resiliencia frente a fenómenos como huracanes, sequías y olas de calor.
- Crisis hídrica: Abordar la creciente escasez de agua mediante un manejo sostenible de cuencas y una redistribución agrícola que se adapte a los patrones de sequía.
- Conservación de ecosistemas: Restaurar y proteger áreas naturales para frenar la pérdida de biodiversidad.
Presupuesto limitado y contradicciones energéticas
El presupuesto destinado a la protección ambiental ha sido uno de los más bajos de los países miembros de la OCDE, representando solo el 0.2% del PIB. A esto se suma la intención de Sheinbaum de fortalecer a Pemex, lo cual contrasta con su propuesta de aumentar el uso de energías renovables al 45% para 2030.
Especialistas advierten que priorizar los hidrocarburos y la electromovilidad —como la creación del coche eléctrico Olinia— podría perpetuar prácticas insostenibles, alejando al país de una verdadera transformación ambiental.
El desafío del sur-sureste y las áreas naturales protegidas
A pesar de los compromisos presidenciales, las regiones más vulnerables, como el sur-sureste de México, siguen enfrentando problemas críticos. Proyectos como el Tren Maya y Sembrando Vida, aunque publicitados como soluciones ambientales, han generado pérdidas forestales y daños ecológicos en áreas protegidas.
Además, el presupuesto para instituciones clave, como la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), ha sido insuficiente, dejando desprotegidas muchas de las 203 áreas bajo su cuidado.
Un futuro incierto
La administración de Sheinbaum inicia con una visión ambiciosa, pero enfrenta tensiones entre el desarrollo económico, la transición energética y la protección ambiental. El éxito de su estrategia dependerá de su capacidad para priorizar acciones sostenibles y atender las críticas que plantean expertos como Zambrano e Iván Benumea Gómez, quienes subrayan la necesidad de una mayor inversión y compromiso político para enfrentar los efectos del cambio climático en México.