Redacción: Ximena Zarahi Moreno Luna
El término describe la pérdida de equilibrio de los sistemas naturales y humanos ante el calentamiento global acelerado.
El colapso climático es un concepto utilizado por científicos, académicos y organismos internacionales para explicar un escenario en el que los sistemas ambientales del planeta dejan de poder recuperarse frente al calentamiento global. A diferencia del “cambio climático”, que describe alteraciones graduales en el clima, el colapso climático se refiere a una pérdida profunda de estabilidad que afecta simultáneamente a ecosistemas, infraestructura, economías y sociedades.
Este fenómeno se activa cuando los llamados “puntos de no retorno” o tipping points empiezan a suceder: momentos críticos en los que un ecosistema o sistema climático cruza un umbral irreversible. Entre los ejemplos más preocupantes destacan el deshielo acelerado de Groenlandia y la Antártida, la degradación de la Amazonia, el colapso de los arrecifes de coral, la alteración de las corrientes oceánicas y la reducción extrema de la biodiversidad. Una vez que estos procesos se activan, los impactos se amplifican y multiplican entre sí.
El colapso climático incrementa la frecuencia e intensidad de fenómenos climáticos extremos: olas de calor históricas, sequías prolongadas, incendios forestales incontrolables, huracanes más poderosos, inundaciones devastadoras y crisis hídricas en zonas cada vez más amplias. Estas condiciones no solo afectan al ambiente, sino que también transforman profundamente las dinámicas sociales. Ciudades enteras pueden volverse inhabitables por calor extremo o falta de agua; regiones agrícolas sufren pérdidas de productividad; y se intensifican los desplazamientos humanos y las tensiones económicas.
México no es ajeno a esta realidad. En los últimos años, el país ha registrado olas de calor sin precedentes, disminución en los niveles de presas, aumento de incendios, estrés hídrico en zonas urbanas y desastres provocados por ciclones cada vez más violentos. Todo ello evidencia la vulnerabilidad del territorio y la urgencia de fortalecer la adaptación climática.
Organismos como el IPCC, ONU Medio Ambiente y múltiples centros de investigación destacan que aún existe margen para evitar los escenarios más severos del colapso climático. Entre las medidas clave se encuentran la reducción acelerada de emisiones de carbono, la transición hacia energías renovables, la protección de ecosistemas críticos, la restauración de bosques y mares, la gestión sostenible del agua y el desarrollo de políticas públicas que fortalezcan la resiliencia de las comunidades.
Comprender qué es el colapso climático permite dimensionar la magnitud del reto global y la necesidad de actuar desde gobiernos, empresas y ciudadanía para evitar una transformación irreversible del planeta.

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