Redacción: Guicel Garrido
A pesar del perfil científico de la presidenta Claudia Sheinbaum, el Proyecto de Presupuesto 2026 prioriza el fortalecimiento de Pemex y el gasto militar, dejando a las Áreas Naturales Protegidas con el financiamiento más bajo en dos décadas.
El primer Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) de la administración de Claudia Sheinbaum ha encendido las alarmas en el sector ambiental. A pesar del perfil científico de la mandataria, experta en cambio climático y exintegrante del IPCC, su propuesta económica para 2026 perfila el recorte más severo a la protección de la naturaleza en las últimas dos décadas, priorizando la soberanía energética basada en combustibles fósiles.
Mientras México se prepara para la COP30 en Brasil, las cifras internas cuentan una historia de abandono. La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) recibirá apenas 52 millones de dólares, su presupuesto más bajo en 21 años.
La realidad operativa es desoladora: con más de 232 áreas naturales que cuidar, el Estado mexicano invertirá, en promedio, 10 pesos anuales por hectárea. En reservas críticas como El Vizcaíno o la Mariposa Monarca, la falta de personal es alarmante. En esta última, solo cuatro guardaparques intentan contener la tala ilegal y el avance del crimen organizado, dejando la riqueza biológica del país a merced de la explotación ilícita.
En el otro extremo de la balanza se encuentra Petróleos Mexicanos (Pemex). A pesar de la crisis climática global, la paraestatal gozará de un aumento del 7.7% en sus recursos. Esta apuesta refuerza la dependencia de México hacia el petróleo, contradiciendo el discurso de transición energética que se esperaba de una gestión encabezada por una académica del sector.
Uno de los puntos más polémicos señalados por expertos como Renata Terrazas (Oceana México) y Daniel Antonio Martín Villar (NOSSA) es la “simulación” en el gasto climático. Bajo el Anexo 16, destinado a la adaptación y mitigación del cambio climático, el Gobierno ha etiquetado recursos que poco tienen que ver con la ecología:
- Militarización del presupuesto: El 41% de los fondos climáticos irá a manos del Ejército para la instalación de paneles solares en instalaciones militares.
- Desvío de prioridades: El 93% del presupuesto total de este anexo se destinará a infraestructura ferroviaria y petroquímica.
- Marginalidad ambiental: Programas vitales como el manejo de agua y la conservación forestal recibirán apenas el 7% del total del fondo.
Los efectos de la crisis climática ya no son proyecciones; son realidades en Tabasco, con el avance del mar, y en el norte, con sequías prolongadas. Expertos coinciden en que México debería invertir al menos 2,800 millones de dólares en adaptación para proteger a su población.
La paradoja es evidente: el país más biodiverso de Norteamérica está dejando sus tesoros naturales en la indefensión. Al privilegiar el beneficio político y financiero del petróleo sobre la resiliencia climática, el presupuesto 2026 plantea una pregunta incómoda: ¿qué precio pagará México a largo plazo por darle la espalda a la ciencia en favor de los hidrocarburos?
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