La columna del día Mayra Núñez

El cuestionador de móviles y la web: “Déjame ver tu celular!”

Norma Luna

“La vida privada de un ciudadano debe ser recinto amurallado.” (Príncipe Talleyrand)

Como no recordar la evolución del teléfono, las centrales telefónicas, el teléfono de disco, le siguieron los digitales, los celulares táctiles y las llamadas por internet. La cultura del uso del teléfono en la actualidad es parte de un estilo de vida y de uso exclusivo y privado de cada persona. Se puede notar en los modismos y acentos en las llamadas, convirtiéndose en una extensión del individuo con su entorno. El tono de voz, el sentimiento, la velocidad de las palabras, convergen en ser un sello especial de quien hace la llamada o la recibe. Familiares, amigos, conocidos o extraños, pueden detectar si hay alarma, satisfacción, tristeza, incertidumbre o intenciones siniestras en una llamada. Las expresiones móviles, son significativas ya que le dan un valor y entendimiento al mensaje.

Sin embargo, algunas veces el uso del móvil y la web provoca atraer un cuestionador con trastorno obsesivo compulsivo, analiza meticulosamente, textura de voz, tono, movimiento corporal y mirada, hasta convertirse en un sentimiento de que se le oculta algo e interiormente habilita críticas, enojo e intolerancia a lo visual o escucha. No se da cuenta que los pensamientos se acumulan, gestando la palabra “Enséñame tu celular”. La Red influye en una nueva manera de modular y expender los sentimientos, configurando la identidad de la persona en una dualidad entre la realidad, un teléfono móvil y la web.

El emisor, el receptor y espectador de un móvil y la web, han navegado y se han extasiado de un universo de las redes sociales, lo que se podría pensar que toda persona tiene experiencia en el lenguaje, modismos, acentos y tonos de las conversaciones ejercidas en un móvil y/o ciber espacio web. Pero no es así. Un ejemplo muy conocido es el de las relaciones de pareja, se han convertido en un espectáculo-móvil donde el histrionismo tóxico, es un monólogo de victimización. El cuestionador, puede ser hombre o mujer, no importa la preferencia sexual, edad relevante entre 24 y 70 años. Todo inicia con un síntoma, aparentemente no relevante, cuando un emisor sostiene una conversación aplicando modismos que no llega a entender ni traducir el cuestionador (la pareja) exclama ¿pasa algo? cuestionamiento que se construyó después de un proceso, de observación en semanas, donde su única meta es desaparecer un sentimiento inesperado, de que “algo se le oculta”. Según expertos en conducta, la capacidad del cuestionador, para congeniar, la omite, ya que la identidad web del sujeto emocionalmente explota, consume su tolerancia y la convierte en energía obsesiva, arrojándolos a una búsqueda y una sola respuesta, “mostrar el celular”. No permiten el dialogo, no

aceptan las restricciones “si puedo o no revisar”. Creen que, si no lo revisan, colapsan sus valores, educación, creencias y cultura.

En este punto el afectado, no le importa que red social o Deep web converjan, si ahí tiene que revisar lo hará. Urgentemente elabora protocolos de revisión progresivos hasta la amenaza, lo hace ritual, hasta conseguir desaparecer lo que cree que se le oculta. Sucede también en ocasiones en Padres de familia hacia sus hijos, las amistades entre amigos y/o los familiares entre sí. Testimonios aseguran que, entre amigos, basta descuido para saber claves de como entrar al celular y saciar así el sentimiento, de que se le oculta. Sucumben en un estado de silencio imperceptible y aflicción, convirtiéndose en un victimario, que solo puede percibir su víctima.

Ernesto Piedras director general de la firma de consultoría The Competitive Intelligence Unit, describe que. El 70% de los mexicanos revisa el celular de su pareja. La solución es aplicar restricciones, para evitar expandir emociones que dañen la homeostasis mental, acuda a un Profesional de salud, o persona de confianza. Los expertos en conducta aseguran que no es sano ver el celular de una persona sin su autorización, no se debe invadir más allá de lo permitido. Su uso debe enriquecer la personalidad del individuo. El coronavirus, ha sido un tema significativo, se nos pide separarnos para reducir los contagios. Lo mismo pasa, si eres víctima de alguien, que ha recibido de manera diferente los modismos y lenguaje de los móviles y la web. Di no a la revisión del celular de manera obsesiva “conserva tu distancia” Reflexión: “Las princesas como yo tenemos dos caras: una para el mundo y otra en privado.” (autor desconocido)

Referencia

UTNFRBA (2019) Impacto uso del teléfono móvil. Documento pdf. Pág.1-10. https://grupogemis.com.ar/wp-content/uploads/2019/05/AdS_M_ImpactoUsoTelefoniaMovi.pdf

PS Norma Luna

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