Redacción: Carolina Herrera
El derretimiento de los glaciares no solo eleva el nivel del mar: también está modificando los nutrientes que sostienen la vida marina.

La vida marina se encuentra en peligro ante tantas afectaciones del cambio climático, y una de las más severas es el derretimiento de los glaciares. Fenómeno que está ocasionando alteraciones en los nutrientes clave para la base de la cadena alimenticia marina: el fitoplancton.
Publicada en la revista Nature Communications, la investigación liderada por científicos de la Institución de Oceanografía Scripps de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos, revela las implicaciones del retroceso de los glaciares en el equilibrio de ecosistemas.
Con la finalidad de comprender en su totalidad el impacto que tiene este fenómeno en la composición química del agua de deshielo, se compararon dos glaciares de Alaska. Encontrando que por parte del glaciar en proceso de derretimiento contenía, según palabras de la coautora del estudio y geoquímica de Scripps, Sarah Aarons; “concentraciones significativamente más bajas de los tipos de hierro y magnesio que pueden ser absorbidos fácilmente por los organismos marinos en comparación con un glaciar cercano y estable”.
Centrándose en la importancia de estos metales, el equipo viajó en mayo de 2022 a dos fiordos adyacentes en la península de Kenai, Alaska. Donde el primer glaciar llamado Aialik se encontraba en un estado estable, mientras que el glaciar Northwestern tenía un signo de retroceso de aproximadamente 15 kilómetros desde 1950.
Gracias a que ambos erosionaban el mismo tipo de lecho rocoso, se pudo realizar la investigación de la mejor manera posible. Mostrando diferencias clave donde los sedimentos de Aialik tenían, de formas biodisponibles, aproximadamente el 18% de hierro y el 26% de manganeso. A comparación, del glaciar Northwestern donde sus componentes eran demasiados bajos, teniendo de hierro biodisponible un 13% y de manganeso de 14 a 15%, según los resultados en el reporte.
Además, en cuestión del glaciar Northwestern se evidencio “signos de meteorización química extensa y agotamiento de metales reactivos, así como otras pruebas de interacciones prolongadas entre el agua y la roca”.
Esta meteorización radica en el factor del tiempo, es decir, si el agua está por mucho tiempo en contacto con la roca o los sedimentos, la descomposición química ocurre con mayor impacto. Por lo tanto, en el caso de un glaciar deteriorándose, este puede mandar sedimentos al océano, con menor nutrientes biodisponibles, ya que ocurre la meteorización,
De esta forma, la investigación señala que gracias a que el material erosionado de Aialik, el glaciar estable, ha tenido menos contacto con el agua u otros materiales antes de llegar al mar, se considera el “más fresco” y con más nutrientes biodisponibles.
“Observamos diferencias geoquímicas muy claras entre estos dos sistemas glaciares que vinculamos a su estado de retroceso. Sin embargo, esto es una instantánea de dos glaciares en una región. Comprender si estos patrones se mantienen en otros glaciares del mundo con diferentes tipos de lecho rocoso y etapas de retroceso requerirá más investigación”, afirmó el autor principal del estudio y actualmente en la Universidad del Sureste de California, Kiefer Forsch.
Con este contexto, se puede afirmar la necesidad de más evidencia científica de este tipo para determinar si los resultados observados en esta investigación pueden ayudar a encontrar una respuesta ante las afectaciones inminentes del cambio climático y a su vez ayudar a la conservación de los ecosistemas marinos.
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