Redacción: Guicel Garrido
A pesar de su potencial geográfico, el desarrollo eólico en Coahuila y el norte de México está limitado por la centralización del mercado eléctrico y las barreras para obtener permisos de inversión, según especialistas.

Pese a contar con un potencial geográfico envidiable y vientos constantes, el desarrollo de la energía eólica en el norte de México, liderado por estados como Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León y Baja California, se encuentra estancado. Especialistas señalan que la centralización del mercado eléctrico nacional y las severas barreras para obtener permisos de inversión son los principales obstáculos que impiden a la región capitalizar su ventaja natural.
La zona norte del país concentra aproximadamente 3,100 megavatios (MW) de capacidad eólica instalada, lo que representa la mitad de la infraestructura del país, gracias a sus extensas planicies y corrientes de viento. Coahuila, en particular, aprovecha sus vastos terrenos para la instalación de turbinas de gran tamaño, similares a las que han convertido a Texas, Estados Unidos, en líder continental de generación eólica.
Expertos confirman que la geografía es ideal: la velocidad promedio del viento en la región supera los cinco metros por segundo, una condición suficiente para garantizar la eficiencia de las grandes turbinas eólicas. Esta combinación de viento y terreno convierte al norte en una zona estratégica para atraer capital de inversión en energías renovables.
A pesar de las condiciones naturales, la proporción de energías limpias en la matriz energética de México es notablemente baja. Mientras que en el país solo representan el 12%, en Texas alcanzan el 36%. Esta diferencia subraya que el desarrollo no depende únicamente de la geografía, sino de políticas que faciliten la inversión y la rápida instalación de infraestructura.
Según los análisis, el panorama en Coahuila y sus vecinos podría cambiar drásticamente, el crecimiento de los parques eólicos y solares podría acelerarse mediante incentivos estatales y alianzas regionales, lo cual es crucial ante la creciente demanda energética impulsada por los centros de datos y la expansión de la industria tecnológica en la región.
El norte de México, por su ubicación y recursos, está posicionado para ser un actor fundamental en el sector de energías renovables, con el potencial de consolidar al país como un referente de energía limpia en Norteamérica, siempre y cuando se logren superar las barreras regulatorias y de mercado que actualmente frenan su impulso.
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