Redacción: MaJo Gutiérrez
El futuro de los recursos hídricos en Brasil está en grave peligro. Un nuevo estudio, publicado en la revista “Environmental Monitoring and Assessment”

Y realizado por expertos de la Universidad de São Paulo (IGc-USP) y el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), advierte que los acuíferos del país enfrentan una amenaza existencial debido al cambio climático. Con más de 112 millones de personas dependiendo de estas reservas subterráneas, el riesgo de escasez de agua se cierne sobre ciudades y zonas rurales, un tema de vital importancia que se discutirá en la próxima COP30 en Belém.
La investigación proyecta un aumento de la temperatura promedio en Brasil de 1.02 °C a 3.66 °C para finales de siglo, lo que afectará gravemente a la disponibilidad de agua. Se prevé que la recarga de los acuíferos disminuya drásticamente, especialmente en las regiones sureste y sur, que se volverán más secas. Reservas críticas como el Sistema Acuífero Bauru-Caiuá podrían experimentar una reducción de hasta el 27.94% en su recambio subterráneo, mientras que otros sistemas importantes como el Acuífero Guaraní también sufrirán pérdidas significativas.
El estudio, que utilizó un modelo de balance hídrico con proyecciones climáticas avanzadas, encontró que la reducción de la recarga anual podría ser de hasta 666 milímetros en algunas áreas. Este fenómeno se debe a que un patrón de lluvias más irregular y concentrado en períodos cortos limita la infiltración del agua en el subsuelo. A pesar de que más de la mitad de los municipios brasileños dependen del agua subterránea, este tema sigue siendo ignorado en el debate público y las políticas gubernamentales, que se enfocan principalmente en ríos y aguas superficiales.
Ante este panorama, el estudio recomienda la recarga gestionada de acuíferos (MAR) como una solución clave. Esta técnica consiste en captar agua de lluvia o efluentes tratados y dirigirlos hacia el subsuelo, donde el propio terreno actúa como un filtro natural. El experto Ricardo Hirata destaca la urgencia de fortalecer las políticas de protección y aprovechamiento de los acuíferos, ya que la tendencia negativa en su recarga natural solo empeorará sin una intervención oportuna. La seguridad hídrica de Brasil dependerá de la capacidad del país para enfrentar y mitigar los efectos del calentamiento global en sus reservas subterráneas.
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