Redacción: Hena M. Andrés Cuevas
El hallazgo en el Mar de Chukchi revela que estas microalgas unicelulares se desplazan incluso a -15 °C.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford ha realizado un hallazgo sorprendente en el Mar de Chukchi, entre Alaska y Rusia. Han descubierto que las diatomeas, microalgas unicelulares con paredes de sílice, no solo sobreviven en el hielo marino del Ártico, sino que se desplazan activamente en él, incluso a temperaturas tan bajas como -15 °C. Este comportamiento desafía la idea de que el hielo marino es un desierto biológico y abre nuevas líneas de investigación sobre la adaptación de la vida en condiciones extremas.
Las diatomeas emplean un mecanismo fascinante para moverse: segregan un polímero similar a la mucosidad que se adhiere a la superficie del hielo y actúa como una cuerda. Luego, mediante proteínas especializadas, tiran de esta “cuerda” para generar movimiento. Según los investigadores, este es el primer caso documentado de células que se desplazan activamente en condiciones de frío extremo. Además de ser un hallazgo sorprendente desde el punto de vista biológico, estas microalgas desempeñan un papel crucial en la producción primaria del ecosistema marino. Sirven como base de la cadena alimentaria para diversos organismos y su actividad en el hielo podría influir en la dinámica de nutrientes e incluso en la formación del hielo mismo.
Este descubrimiento tiene importantes implicaciones para la ecología polar y podría cambiar nuestra comprensión de la vida en ambientes aparentemente inhóspitos. Los investigadores destacan que entender cómo las diatomeas prosperan en estas condiciones extremas podría ayudar a estudiar la adaptación de otros organismos y anticipar cómo los ecosistemas árticos responderán al cambio climático.
El equipo de Stanford asegura que este hallazgo abre un nuevo capítulo en la investigación de la vida en condiciones extremas. Según los científicos, todavía hay mucho por descubrir sobre cómo estos organismos se desplazan, sobreviven y se reproducen en un entorno que se creía casi inhabitable.

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