Un silencioso invasor se encuentra expandiéndose por distintas partes del mundo. Conocido como «hongo de la muerte» o Amanita phalloides, esta especie de origen europeo ha comenzado a proliferar en Estados Unidos, Canadá y Australia. Una confusión entre este hongo y una seta comestible podría tener consecuencias letales.
El hongo de la muerte ha sido responsable del 90% de las muertes relacionadas con intoxicaciones por setas. Recientemente, este hongo ha cobrado la vida de tres personas en Australia, lo que ha encendido las alarmas a nivel global.
Originario del Reino Unido e Irlanda, el hongo ha viajado de forma inesperada a territorios lejanos como Australia, Nueva Zelanda y Norteamérica. La forma exacta en que ha llegado a lugares tan remotos sigue siendo un enigma para la ciencia.
Pese a su peligro, este hongo ha demostrado ser de beneficio para algunos ecosistemas. Funciona como un hongo micorrícico, estableciendo relaciones simbióticas con las plantas, beneficiando mutuamente a ambas partes. Sin embargo, su relación con el ser humano es menos armoniosa.
La primera aparición documentada de este hongo en Estados Unidos se remonta a la década de 1930 en California. Existen teorías que sugieren que pudo haber sido introducido en el suelo de alcornoques traídos desde Europa para la industria vinícola. Sin embargo, el cómo y el por qué de su rápida expansión son aún inciertos.
A pesar de las incertezas, lo que está claro es el peligro que representa este hongo. Milton Drott, fitopatólogo del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, advierte sobre las amatoxinas presentes en el hongo que dañan gravemente células, causando la muerte celular y fallo orgánico.
Dadas las consecuencias devastadoras, los expertos instan al público a ejercer la máxima precaución. La diferencia entre el hongo mortal y las setas comestibles es mínima, por lo que se recomienda evitar la recolección de setas a menos que se tenga un conocimiento profundo sobre las especies locales.
Se han hallado ejemplares en varios Parques Nacionales de EE.UU. Con la intención de prevenir más tragedias, instituciones como el Servicio de Parques Nacionales (NPS) están colaborando con grupos científicos para educar al público sobre los riesgos asociados con la recolección de setas.
La clave para evitar una intoxicación es la prevención. Si alguien sospecha haber consumido este hongo, es esencial acudir inmediatamente a urgencias llevando, si es posible, una muestra del mismo.
La moraleja para los recolectores y gourmets: nunca se debe confiar simplemente en la apariencia. La naturaleza es maravillosa pero también, a veces, mortalmente engañosa.
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