Muere a los 91 años Jane Goodall, referente mundial de la primatología. Revolucionó la forma de entender la relación entre humanos y animales
Redacción: Carolina Herrera

“Lo que haces marca la diferencia, y tienes que decidir qué tipo de diferencia quieres marcar”, expresó Jane Goodall, reconocida primatóloga y pionera en el camino de la empatía hacia el trato del mundo animal. Falleció el miércoles 01 de octubre, a sus 91 años.
Siendo un eco de esperanza, la activista ambiental deja un legado lleno de descubrimientos importantes y una lista de reconocimientos, pero sobre todo, marca una huella trascendental en la manera de percibir a cada individuo vivo del planeta. Promoviendo mensajes de bondad, responsabilidad y amor hacia la biodiversidad.
Durante una gira de conferencias por Estados Unidos, la vida de la científica cesó por causas naturales. “Los descubrimientos como etóloga de la doctora Goodall revolucionaron la ciencia y fue una incansable defensora de la protección y restauración de nuestro mundo natural” informó el Instituto Jane Goodall.
Cuando la ciencia aprendió a escuchar el lenguaje de la selva
Durante una visita en Kenia, conoció al famoso antropólogo Louis Leakey, el cual le ofreció la oportunidad de emprender un viaje que cambiaría su vida. Ante las dificultades puestas por el gobierno colonial británico, fue un proceso difícil. No obstante, con el apoyo de su maestro y su madre Margaret, Goodall a sus escasos 26 años llegó a plantar su presencia y dedicación por primera vez el 14 de julio de 1960 en el Parque Nacional Gombe Stream, en Tanzania.
Sin ningún estudio profesional pero con una valentía y mente abierta como herramientas, Goodall descubrió algo sin precedentes; chimpancés fabricando y usando herramientas. Revelando la participación de esta especie en actividades que se creían exclusivas de los seres humanos, abriendo una puerta enorme de curiosidad por todo lo incógnito de estos animales.
Ante el descubrimiento, su mentor Leaky, dijo: “Ahora debemos redefinir herramienta, redefinir al ser humano o aceptar que los chimpancés son humanos”.
”Adoptó un método nada ortodoxo, se sumergió por completo en el hábitat de los chimpancés, pudo experimentar de primera mano una sociedad tan compleja, más como miembro de ella que como una observadora distante”, destacó el instituto que lleva su nombre.
Redefiniendo la manera de acercarse a los animales, Goodall les asignó nombres a los ejemplares (David, Greybeard, Flo, Fifi, entre otros). Aprovechando su alta capacidad empática, descubrió que las comunidades tienen una estructura social llamada fisión-fusión; los grupos amplios se dividen y reagrupan dinámicamente, con alianzas temporales, coaliciones políticas y vínculos de larga duración.
Estos primates tienen más características con los seres humanos de lo que se pensaría; tienen una fuerte conexión de afecto con sus cercanos, sienten sentimientos como la compasión, la generosidad, la felicidad con sentido del humor, e incluso la tristeza y la soledad. También se comunican a través del contacto físico con besos y abrazos.
“Una vez que entendamos que no somos los únicos seres con sentimientos, reflexionaremos sobre cómo maltratamos a tantas otras criaturas sensibles”, manifestó Goodall.
Un legado de empatía, resiliencia y defensa ambiental
En 1987, tras más de 20 años como investigadora de los chimpancés, la fundadora del Instituto Jane Goodall, decidió encaminarse en el viaje del activismo.
Autora de decenas de libros como “A la sombra del hombre” (In The Shadow of Man), “A trávez de la ventana” y “60 años en Gombe”. También participó en conferencias de índoles de la sostenibilidad y bienestar ambiental.
En 2013, al regresar la libertad a una chimpancé, Goodall recibió el más grande acto de agradecimiento y cariño en forma de abrazo por parte de Wounda, una de las miles vidas que pudo hacer que volvieran a brillar.
Jane Goodall dedicó su vida en promover la comprensión y amor hacia los animales, para que las futuras generaciones sean las que cuiden la semilla que en su legado fue cultivando, anhelando que esta se convierta en un árbol esperanzado con frutos de empatía.
“No importa que tan pequeño sea tu acto de bondad, siempre marca la diferencia en la vida de alguien” – Jane Goodall (1934 – 2025)

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