Redacción: Hena M. Andrés Cuevas
Aunque las grandes empresas petroleras del mundo aseguran estar comprometidas con la transición energética, un nuevo estudio demuestra que su participación en proyectos realmente verdes es mínima. Investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona analizaron la presencia de las principales compañías de petróleo y gas en el desarrollo de energías renovables, y los resultados fueron claros: su aporte apenas representa el 1.4 % de los proyectos existentes a nivel global.
El equipo examinó a 250 corporaciones que concentran casi el 90 % de la producción mundial de petróleo y gas. Luego comparó su participación en proyectos solares, eólicos, hidráulicos y geotérmicos, usando bases de datos internacionales. Lo que encontraron fue sorprendente: solo una quinta parte de esas empresas está involucrada en al menos un proyecto de energía limpia, y la proporción frente a su negocio principal sigue siendo insignificante — alrededor del 0.1 % de su producción total.
Esto deja en evidencia una brecha enorme entre lo que las petroleras dicen y lo que realmente hacen. Durante años, muchas han invertido en campañas publicitarias para presentarse como parte de la solución al cambio climático, pero la investigación muestra que su compromiso sigue siendo, en gran medida, de palabra. Detrás de los discursos, su negocio sigue dependiendo del petróleo y del gas como siempre.
Uno de los autores del estudio, Marcel Llavero-Pasquina, explicó que el verdadero cambio no se mide por cuántas turbinas o paneles solares instalen, sino por cuánto combustible fósil decidan no extraer. En la práctica, esa reducción casi no ocurre. Su compañera, Julia Steinberger, de la Universidad de Lausana, coincidió en que los datos confirman lo que ya se intuía: las grandes compañías energéticas siguen aferradas a los combustibles fósiles, y su transición hacia fuentes limpias avanza demasiado lento.
La investigación también subraya que solo algunas empresas han prometido reducir sus emisiones antes de 2030, con metas que rondan el 40 % dentro de sus operaciones. Sin embargo, los expertos advierten que esos esfuerzos internos son insuficientes frente al impacto global de la industria.
El mensaje del estudio es directo: mientras las petroleras sigan invirtiendo casi todo en combustibles fósiles, su papel en la lucha contra la crisis climática seguirá siendo más simbólico que real. El futuro de las energías limpias podría depender menos de ellas y más de nuevas compañías, gobiernos y comunidades dispuestas a apostar de verdad por un modelo energético sostenible.
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