Redacción: Guicel Garrido
Tras décadas de estancamiento, la entrada en vigor del Tratado Global de los Océanos y el descenso de las emisiones en China lideran una serie de noticias históricas para la conservación y las energías renovables.
El 2025 se perfila como el año en que la humanidad finalmente comenzó a saldar su deuda con la biosfera. Con hitos que van desde la protección jurídica de los mares hasta el resurgimiento de especies que se creían perdidas, los datos confirman que, cuando se le da el espacio suficiente, la naturaleza posee una capacidad de recuperación extraordinaria.
Un escudo legal para el “azul” del planeta
El pasado 1 de enero marcó un antes y un después en la diplomacia ambiental con la entrada en vigor del Tratado Global de los Océanos. Tras más de 20 años de complejas negociaciones, 78 de los 145 países firmantes han ratificado un acuerdo que busca blindar el 30 % de las aguas internacionales.
Este impulso se ha traducido en acciones locales de gran calado: Ecuador ha extendido la reserva de las Galápagos a 20,6 millones de hectáreas, mientras que en el Mediterráneo se han aprobado medidas para proteger una guardería de cachalotes al norte de Menorca. Asimismo, la lucha contra la minería submarina gana terreno; Portugal se ha sumado a la lista de 40 naciones que vetan esta actividad en sus aguas, priorizando la salud del ecosistema sobre el extractivismo.
El fin de la era del carbón
En el ámbito energético, la transición hacia un modelo sostenible parece haber alcanzado su velocidad de crucero. Por primera vez, las fuentes de energía renovable, como la eólica y la solar, han superado al carbón como principal fuente de generación eléctrica a nivel mundial.
Los beneficios no son solo ecológicos, sino también económicos: la Unión Europea ha logrado ahorrar 59.000 millones de euros en importaciones de gas y carbón desde 2019. Además, el panorama climático recibe un soplo de esperanza desde Asia; las emisiones de China han caído durante 18 meses consecutivos, sugiriendo que el mayor emisor del mundo podría haber alcanzado su techo de contaminación cinco años antes de lo previsto.
El regreso de los guardianes de la biodiversidad
La fauna salvaje está protagonizando recuperaciones que parecían imposibles. El lince ibérico es hoy el símbolo del éxito conservacionista al superar los 2.400 ejemplares, mientras que en la India, la población de tigres se ha duplicado. Incluso en los océanos, todas las especies de tortugas marinas muestran signos de recuperación global.
Australia también aporta su cuota de esperanza con el control de especies invasoras, permitiendo la supervivencia del numbat y el redescubrimiento del loro nocturno, una especie que se creía extinta desde hace un siglo.
Un mundo por descubrir
Finalmente, el año cierra con recordatorios de cuánto desconocemos aún sobre nuestro hogar. Desde una anaconda de seis metros hallada en Ecuador hasta un peculiar crustáceo en Vietnam bautizado popularmente como “Darth Vader”, los nuevos descubrimientos en selvas y abismos marinos subrayan una verdad fundamental: el planeta sigue lleno de secretos fascinantes que merecen ser protegidos.
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