La sequía que ha provocado tremenda escasez de agua en el norte de México, camina más allá de un serio problema social, y también toca los niveles de la economía y la política. Y no es muy diferente en otras partes del mundo.
Ya no es solo en las oficinas, donde tener agua para la hidratación de los empleados, es elemental derecho. Las empresas mismas que trabajan con base en el vital líquido, sufren ahora en su producción normal.
Los estados mexicanos de Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y parte de Sonora, tienen regiones en las que no ha caído una gota de agua en casi dos años, lo que hace de esto, un serio problema de subsistencia (se calcula que para el año 2030 el suministro de agua será solo capaz de satisfacer el 60% de la demanda global en promedio).
El portal hazrevista.org menciona que “Desde el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) son conscientes del desafío que ello supondrá a las empresas y han publicado una breve guía, Proteger el agua: Guía para CEOs. Forjando empresas resilientes, para que los cargos ejecutivos de más alto nivel entiendan en qué medida sus empresas se exponen a los riesgos hídricos, integren el recurso del agua en su toma de decisiones y colaboren con otros usuarios del agua y grupos de interés para abordar riesgos compartidos y aprovechar oportunidades”.
En nuestro país, el problema ya pasó al plano político, y desde el gobierno federal presiona a los empresarios, principalmente de Nuevo León, para que apliquen recursos en apoyo de las comunidades cercanas a sus empresas, para acceder al vital líquido.
Por lo pronto, en concreto pidió a los empresarios refresqueros y cerveceros de esa entidad, que detengan su producción y por el momento, cedan el agua para que se vaya al uso doméstico, al menos durante esta alerta tan seria de sequía.
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