Redacción: Inés Arroyo
El cambio climático está alterando la forma en que se valoran y compran las propiedades. Los desastres naturales, cada vez más frecuentes e intensos, están afectando especialmente las inversiones inmobiliarias en zonas vulnerables. En México, más de la mitad de las áreas construidas están expuestas a fenómenos como ciclones tropicales extremos, lo que genera una mayor inseguridad en el mercado inmobiliario.
Según el reporte «El punto de inflexión climático» de JLL, los efectos del cambio climático están modificando las decisiones de inversión en el sector. En Estados Unidos, se estima que 1 millón de dólares en propiedades están en riesgo por inundaciones en zonas costeras. En México, el riesgo es igualmente alto, ya que los ciclones pueden disminuir el valor de las propiedades e incluso generar una baja en la demanda, sobre todo en lugares no acostumbrados a estos fenómenos.
América Latina y el Caribe son regiones altamente vulnerables debido a su dependencia de recursos naturales y las desigualdades socioeconómicas. Desde 1980, las pérdidas causadas por desastres naturales han superado los 360,000 millones de dólares, afectando no solo la infraestructura, sino también la vida de miles de personas. A pesar de esta realidad, el sector inmobiliario sigue siendo lento para adaptarse a los riesgos climáticos. Solo el 26.5% de las empresas del sector están tomando medidas para proteger sus activos de los efectos de estos fenómenos.
Para contrarrestar estos riesgos, los expertos destacan que invertir en infraestructura resistente al clima puede ser más rentable a largo plazo. Proyectos como malecones, barreras contra inundaciones y la restauración de humedales no solo protegen las edificaciones, sino que también ayudan a mitigar el impacto en las comunidades cercanas. Sin embargo, la falta de datos y los costos percibidos como altos siguen siendo barreras para su implementación.
El cambio climático ya no es un desafío lejano. Las empresas deben tomar medidas urgentes para adaptarse, ya que se estima que más del 90% de las grandes empresas a nivel mundial tendrán activos expuestos a riesgos climáticos hacia la década de 2050. Para garantizar la rentabilidad a largo plazo, es necesario que los gobiernos, las empresas y las instituciones financieras colaboren para implementar estrategias de adaptación.
El sector inmobiliario debe ser consciente de que los riesgos climáticos ya están afectando el valor y la liquidez de los bienes raíces. Adaptarse a esta nueva realidad es crucial para la estabilidad del mercado.