Tras uno de los incendios forestales más letales de EE.UU., la idílica isla de Maui se enfrenta a una dualidad: por un lado, el desastre natural y, por otro, la inminente recesión económica. Los residentes hacen un llamado a los visitantes: «Regresen, pero háganlo con respeto».
LiAnne Driessen, quien perdió su casa ancestral y el 80% del negocio familiar de excursiones en velero debido al incendio, representa el rostro de miles de afectados. Las pérdidas económicas derivadas de la drástica caída del turismo se estiman en unos 9 millones de dólares diarios, solo en Maui Occidental.
A pesar de las advertencias iniciales para evitar viajes no esenciales a la región, ahora hay un cambio en el mensaje: el turismo es vital para la recuperación económica de Maui. La isla, que solía recibir a 8,000 turistas diariamente, ahora recibe a tan solo 2,000. Las consecuencias de esta drástica reducción son palpables: despidos masivos, cierre temporal de negocios emblemáticos y una pérdida sin precedentes en ingresos turísticos, los cuales financian servicios esenciales como carreteras y escuelas.
Sin embargo, visitar Maui en este momento no está exento de consideraciones. «Puede parecer insensible disfrutar de un cóctel en una piscina», dice Ilihia Gionson de la Autoridad de Turismo de Hawái, «pero cada dólar gastado en la isla ayuda directamente a la economía local y a mantener empleada a la población».
Aunque áreas como Lāhainā y Kāʻanapali están cerradas a turistas, regiones como Kīhei, Wailea, Pāiʻa y Hāna siguen abiertas y listas para recibir a visitantes. Los lugareños insisten en que los turistas serán bienvenidos, siempre que sean respetuosos. Pamela Tumpap, presidenta de la Cámara de Comercio de Maui, resalta: «La magia de Maui y el espíritu aloha siguen aquí. Puedes venir, y tu visita marcará la diferencia».
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