Redacción: Naomi Vargas
El turismo regenerativo crece en México: proyectos que no solo cuidan… sino que reviven ecosistemas.

El turismo regenerativo va más allá del ecoturismo y apuesta por restaurar ecosistemas, impulsar economías locales y fortalecer la cultura comunitaria. En México, varios proyectos ya trabajan para sanar territorios dañados y ofrecer experiencias responsables. Estos son algunos de los casos más representativos.
Aunque el término “turismo regenerativo” parece reciente, en México varias comunidades y proyectos llevan años aplicándolo sin nombrarlo así: actividades turísticas que, en lugar de solo minimizar impactos, rehabilitan suelos, reforestan, protegen fauna, recuperan tradiciones e impulsan autonomía económica.
Un ejemplo destacado es La Ventana y El Sargento, en Baja California Sur, donde cooperativas locales y centros especializados desarrollan programas de restauración marina. Visitantes participan en monitoreo de arrecifes, limpieza submarina y talleres sobre especies como la tortuga marina o el tiburón ballena. Este modelo ha reducido la presión turística y promovido prácticas de pesca responsable.
En el centro del país, Tosepan, en la Sierra Norte de Puebla, es considerado un referente continental. Su hotel cooperativo ecológico opera bajo principios de agricultura regenerativa, uso de materiales locales y protección del bosque mesófilo. Los turistas conviven con familias nahuas y tutunakú, aprendiendo sobre meliponicultura, medicina tradicional y consumo comunitario.
Otro caso relevante ocurre en Calakmul, Campeche, donde ejidos organizados promueven turismo de bajo impacto para proteger la selva maya. Además de senderos interpretativos, cuentan con programas de avistamiento responsable del jaguar y proyectos de reforestación que involucran a viajeros. Gracias a estas iniciativas, la región ha logrado frenar la tala ilegal y fortalecer la conservación de áreas núcleo.
En el Pacífico mexicano, San Pancho (San Francisco), Nayarit se ha convertido en ejemplo de regeneración costera. Organizaciones locales implementan limpieza de playas, rescate de manglares y liberación de tortugas en conjunto con voluntarios. El turismo que visitaba únicamente por la playa hoy participa activamente en proyectos de restauración.
Estos modelos comparten un objetivo: el turismo como herramienta de cuidado del territorio, no como amenaza. Restauran ciclos naturales, impulsan economías comunitarias y ofrecen experiencias más humanas y respetuosas.
Mientras el turismo tradicional busca crecer, el regenerativo busca sanar. Y México, con su diversidad biocultural, se perfila como uno de los países capaces de liderar este enfoque en Latinoamérica.
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