Redacción: Inés Arroyo
Ante el creciente conflicto por el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944 entre México y Estados Unidos, expertos advierten que el problema no es el acuerdo, sino la forma en que se está enfrentando la crisis hídrica en el contexto del cambio climático.
Durante el seminario “Diplomacy and the Water Crisis between Mexico and the U.S.”, especialistas en relaciones internacionales y medio ambiente coincidieron en que el tratado sigue siendo útil y vigente. El verdadero reto está en adaptarse a una realidad marcada por sequías prolongadas y flujos de agua cada vez más inestables.
“El tratado no es el problema. El problema es la falta de agua. Llevamos 23 años de sequía en el río Colorado”, explicó Carlos de la Parra, investigador del Centro Luken. En lugar de modificar el acuerdo, propuso enfocarse en soluciones locales y sostenibles como el uso eficiente del agua, el aprovechamiento de energías limpias y la recuperación de suelos agrícolas.
Los expertos subrayaron que muchas de las tierras de cultivo en zonas como el distrito de riego 014 ya no producen, y que hay que dejar de pensar solo en regar más para producir más. “La tierra está dañada. Aunque pongas más agua, no da fruto”, dijo De la Parra.
Ismael Aguilar Barajas, académico del Tecnológico de Monterrey, señaló que no se puede esperar que la solución venga solo desde la política. “Se necesita voluntad binacional y una estrategia conjunta con base en ciencia y datos”, afirmó. También alertó sobre la desinformación: “La gente no tiene claro si realmente se le debe agua a Estados Unidos. Hace falta explicar mejor qué pasa”.
Para Stephen Mumme, de la Universidad de Colorado, el futuro de la cooperación hídrica depende de que ambos países reconozcan el impacto del cambio climático. “No se trata de planear para cuando haya crisis. Hay que planear para evitarlas”, concluyó.
Todos coincidieron en que el problema no se resuelve con amenazas ni cambios unilaterales. Lo urgente es repensar el enfoque con base en la ciencia, la adaptación y el trabajo conjunto. El tratado sigue funcionando. Lo que debe cambiar es la forma de enfrentar una realidad que ya no es la misma que en 1944.
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