Redacción: Naomi Vargas
Las Empresas B se presentan como un nuevo modelo empresarial basado en rentabilidad, responsabilidad social y cuidado ambiental. Más de 8 mil compañías en el mundo ya se certifican bajo este estándar. Pero surge la duda: ¿es realmente un cambio estructural o solo una tendencia que busca mejorar la imagen corporativa?
El movimiento de Empresas B o B Corps nació con la intención de transformar la visión tradicional de los negocios, colocando el impacto positivo como una parte esencial del éxito empresarial. Este modelo se basa en el “triple impacto”: beneficios económicos, sociales y ambientales.
La certificación —respaldada por la organización internacional B Lab— exige a las compañías demostrar prácticas responsables en áreas como gobernanza, condiciones laborales, impacto comunitario y sostenibilidad ambiental. Además, obliga a evaluar procesos, medir resultados y transparentar informes periódicos. No es un sello fácil de conseguir: solo las empresas que superan rigurosas auditorías pueden obtenerlo.
En México, este modelo ha tomado fuerza durante la última década. Empresas de alimentos, moda, energía, tecnología y servicios han adoptado los estándares B para diferenciarse en un mercado donde los consumidores son cada vez más conscientes. Ejemplos comunes incluyen compañías que usan energías renovables, cadenas de suministro éticas o modelos de economía circular.
Sin embargo, críticos señalan que algunas empresas buscan la certificación como estrategia de marketing, sin integrar realmente la misión social en su ADN. Otras consideran que la certificación es laboriosa y costosa, lo que limita la participación de pequeñas y medianas empresas.
A pesar de estas dudas, especialistas en sostenibilidad coinciden: las Empresas B representan una oportunidad para replantear el rol del sector privado. Su metodología impulsa a que las compañías evalúen sus impactos de forma más honesta y eleva el estándar de responsabilidad empresarial.
Más que una moda, este modelo podría ser una pieza clave para construir economías más humanas, transparentes y respetuosas con el entorno.
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