Redacción Marlone Serrano
Frente a la creciente urgencia ambiental y los desafíos del cambio climático, diversas empresas mexicanas han comenzado a adoptar modelos de economía circular como una alternativa sustentable que no solo protege el medio ambiente, sino que también genera beneficios económicos y sociales.
El concepto de economía circular, que promueve la reutilización, reciclaje, reparación y rediseño de productos, se ha consolidado como una herramienta clave para reducir el desperdicio y preservar los recursos naturales. Este enfoque está ganando terreno en industrias de alto impacto como las del papel, plástico y metales.
Zinc Nacional: reciclaje con impacto triple
Uno de los casos más destacados es el de Zinc Nacional, empresa con más de 70 años en Monterrey, que ha desarrollado un modelo ejemplar de economía circular en el sector de metales. A través del reciclaje del polvo de horno de arco eléctrico —subproducto de la industria acerera— produce óxido y sulfato de zinc, insumos esenciales para sectores como la agricultura, cerámica y la fabricación de llantas.
Este proceso, que permite aprovechar el 100% del residuo, reduce significativamente el impacto ambiental, genera empleos y contribuye a una economía más sostenible. Además, Zinc Nacional cumple con rigurosas normas de trazabilidad y estándares internacionales, y ha logrado establecer operaciones también en Estados Unidos.
Biopapel: papel sin deforestación
En la industria del papel, Biopapel, originaria de Durango, ha implementado el modelo de “Bosque Urbano”, basado en el reciclaje masivo de papel y cartón para producir papel sin la necesidad de talar árboles. Tan solo en 2024, la empresa logró salvar 7.5 millones de árboles. En Nuevo León opera cuatro plantas industriales y un centro de acopio.
PetStar: liderazgo en reciclaje de PET
En el rubro de plásticos, PetStar, con sede en Toluca, es la mayor recicladora de PET grado alimenticio en el mundo. Bajo el liderazgo de Jaime Cámara, ha consolidado una red de más de 80,000 recolectores y 180 Mipymes, generando valor social y económico, además de recuperar anualmente alrededor de 10,000 toneladas de plástico solo en la zona metropolitana de Monterrey.
Un modelo sostenible y replicable
Estos ejemplos reflejan cómo el modelo de economía circular en México está pasando del discurso a la acción, mostrando que es posible armonizar productividad con sostenibilidad. Al adoptar estas prácticas, las empresas no solo reducen su huella ecológica, sino que también generan empleos y fortalecen sus cadenas de valor.
Con cada tonelada reciclada, se reduce el consumo de energía, la presión sobre los recursos naturales y se abre paso a una economía más resiliente y justa para las generaciones futuras.
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