Redacción: Carolina Herrera
Adaptadas al calor y la escasez de agua, las cactáceas se consolidan como aliadas esenciales de la biodiversidad urbana. En México, su presencia representa resiliencia, equilibrio ambiental y bienestar.

Siendo un eco de resiliencia, la presencia de las cactáceas en entornos urbanos refleja el ambiente desértico y preocupante que prospera en la ciudad. Llegando a crecer hasta entre las banquetas, esta familia de plantas se puede adaptar ampliamente gracias a la escasez de agua y a las altas temperaturas que presentan estas zonas.
Debido a las afectaciones del cambio climático, la alta densidad de población y las actividades humanas, el ambiente en las metrópolis manifiesta irregularidades preocupantes. Un ejemplo es el fenómeno “islas de calor”, que al reemplazar áreas verdes por superficies de asfalto y edificios, son en gran parte las responsables del calor extremo en las urbes.
A pesar de que muchas plantas no pueden sobrevivir en estos entornos, las cactáceas mejor conocidas como cactus, son parte de la excepción. En México existen 669 especies de las mil 400 en el mundo, siendo 518 endémicas mexicanas, lo que la convierte en una aliada clave de la resiliencia ambiental dentro de la región.
Entre sus características naturales que la ayudan a tolerar las condiciones urbanas destaca su alta capacidad de adaptarse a la aridez, debido a su gran almacenamiento de agua en sus tallos. Lo que les permite sobrevivir a periodos de sequía.
Por otro lado, se encuentra su cuerpo suculento, el cual en su mayoría de las especies se han transformado sus hojas en espinas para diferentes funcionalidades: evitar la pérdida de agua por la evaporación, la protección ante otras especies y para regular la incidencia de luz y la temperatura.
Muchas cactáceas realizan un tipo de fotosíntesis nocturna, llamada metabolismo del ácido crasuláceo o CAM. Esta consiste en la captura de dióxido de carbono (CO2) a través de sus estomas abiertos por la noche, para almacenarlo como ácido málico. Posteriormente, durante el día, los estomas se vuelven a cerrar para conservar el agua, y el ácido recolectado se descompone para liberar el CO2 que será utilizado en la fotosíntesis.
Dentro de sus contribuciones ambientales en los espacios urbanos de esta familia vegetal, se destacan sus capacidades de proporcionar alimento como las tunas, ser comestibles tal como los nopales o biznagas, y también al ser refugio para insectos y aves, contribuyendo en el proceso de polinización. Asimismo, gracias a su gran diversidad de tamaños, formas y hasta de las flores que nacen de ellas, se puede obtener beneficios psicológicos al tenerlas en hogares o jardines.
En conjunto, las cactáceas no solo resisten el entorno urbano, sino que contribuyen en la biodiversidad, purifican el aire, ofrecen refugios a especies. Su presencia refleja la resistencia de la vida.
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