Redacción: Hena M. Andrés Cuevas
En pleno caos de diciembre, la movilidad activa se posiciona como una alternativa sostenible para enfrentar el tráfico, reducir emisiones y disfrutar ciudades más tranquilas mientras avanza la temporada festiva.
La movilidad activa toma un papel especial en diciembre, un mes en el que las ciudades se llenan de luces, compras de último minuto, festivales, tráfico pesado y días libres que cambian por completo la dinámica urbana. Caminar, usar la bicicleta o combinar trayectos a pie con transporte público no solo ayuda a evitar embotellamientos, también se convierte en una alternativa más sostenible en una temporada donde las emisiones suelen aumentar por la alta afluencia vehicular y el incremento en el consumo energético. A pesar de que muchos imaginan diciembre como una época poco favorable para moverse activamente, en realidad puede ser uno de los mejores momentos para hacerlo, especialmente en ciudades mexicanas donde el clima invernal es más templado que extremo, permitiendo desplazamientos cómodos, seguros y sin las temperaturas congelantes que se viven en otros países.
La temporada decembrina también suele modificar los horarios laborales y escolares, por lo que el flujo de personas en las calles cambia y abre la posibilidad de recuperar espacios que normalmente están saturados. Esto significa rutas más tranquilas para los ciclistas, banquetas menos congestionadas y trayectos que, lejos de sentirse apresurados, pueden disfrutarse como un respiro entre el ruido de las festividades. Además, optar por movilidad activa en estas fechas puede ayudar a contrarrestar el sedentarismo típico del mes, marcado por cenas, recalentados y largas reuniones familiares. Un paseo en bici para ir por regalos, una caminata para visitar mercados navideños o un trayecto a pie hacia el transporte público se convierten en pequeñas decisiones que suman al bienestar.
En las últimas temporadas, varias ciudades han comenzado a ajustar programas de movilidad para estas fechas, ya sea ampliando ciclovías temporales, fortaleciendo campañas de seguridad vial o promoviendo el uso de bici pública como alternativa para trayectos cortos. La intención es clara: reducir el caos vial típico de diciembre y, al mismo tiempo, ofrecer opciones accesibles y sostenibles para moverse sin tanto estrés. Aunque aún hay retos importantes, como mejorar la infraestructura peatonal y garantizar la seguridad en las calles, la movilidad activa se vuelve un tema clave cuando se busca un cierre de año más consciente y menos contaminante.
Diciembre no tiene por qué ser sinónimo de embotellamientos interminables ni de depender exclusivamente del automóvil. Con pequeños cambios en la forma de trasladarnos, es posible aliviar la carga ambiental, mejorar la experiencia urbana y convertir cada recorrido en un momento más ligero en medio del ritmo acelerado de la temporada. En un mes donde todo se mueve, también podemos elegir movernos mejor.
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