Redacción Daniel Lee
• Se trata de un método pionero en México que permite estudiar la tasa de erosión hasta en cientos de años.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, aproximadamente 40 por ciento del territorio de México tiene algún grado de erosión, la cual causa degradación de los suelos y se vincula a zonas de intensa deforestación con fines agrícolas o ganaderos, o cambios de uso de suelo; se trata de un gran problema, alertó el investigador del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, Osvaldo Franco Ramos.
Entre más suelos “desnudos” hay, disminuye su fertilidad y se corre el riesgo de no contar con suficientes tierras con potencial agrícola para abastecer a la población de alimentos. Ese déficit puede ocasionar otros problemas sociales, como migración, además podría estar emanando mayor cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera, lo cual repercutiría en el incremento de la temperatura global, expuso.
Para estudiar el fenómeno, un equipo interinstitucional de científicos liderados por el universitario emplea un método pionero en nuestro país: el uso de raíces expuestas de árboles, mediante el cual determinaron que en los dos sitios de estudio, Paricutín, Michoacán; y Huasca, Hidalgo, se registran tasas de erosión relativamente altas comparadas con otros lugares, de hasta 60 centímetros por año, y de hasta 80 centímetros, respectivamente.
En el caso hidalguense, resaltó el experto, parece que en los últimos años la erosión es más acelerada, y “eso quizá tiene que ver con cambios climáticos, con lluvias más intensas en la zona”.
Definió a la erosión como un proceso geomorfológico, en el cual los materiales intemperizados (rocas alteradas por procesos físicos o químicos) son separados y transportados a otros sitios por diferentes agentes: agua, viento, hielo, olas (en ambientes costeros), organismos y el ser humano.
Los principales tipos son: hídrica (agua), eólica (viento), glacial (hielo), marina (oleaje), antrópica (destrucción de la vegetación natural) y gravitacional (deslizamientos de tierra).
Las raíces de los árboles, resaltó el doctor en Geografía por la UNAM, permiten estudiar la tasa de erosión hasta en cientos de años. “Ahí comenzó la motivación de aplicar este método en nuestro país, con especies mexicanas, para tener un conocimiento más amplio en el tiempo y no sólo acotado a los últimos 10 o 20 años, como se ha hecho hasta ahora”, y conocer a qué ritmo se degrada un sitio.
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