Redacción: Hena M. Andrés Cuevas

Cuando llega el invierno, muchas personas suelen preguntarse si los paneles solares siguen funcionando igual o si de plano dejan de producir energía. Y aunque suene lógico pensar que el frío o los días nublados pueden afectar su desempeño, la realidad es que la energía solar es mucho más resistente y efectiva de lo que mucha gente cree. Por eso, vale la pena aclarar algunos mitos y explicar cómo funciona realmente esta tecnología durante la temporada invernal.
Para empezar, hay que decirlo claro: los paneles solares no necesitan calor para generar electricidad, necesitan luz. Esto está ampliamente documentado por instituciones como el National Renewable Energy Laboratory (NREL), que explica que los paneles funcionan gracias a la radiación solar, no a la temperatura ambiental. De hecho, en condiciones frías suelen operar incluso mejor porque el calor excesivo puede disminuir ligeramente su eficiencia. Así que sí, aunque haga frío incluso bastante frío, los paneles siguen trabajando.
Otro mito común es pensar que los días nublados son sinónimo de cero producción. No es así. Países como Alemania, donde el invierno es largo y los días soleados son contados, llevan años generando buena parte de su energía con sistemas solares. La International Energy Agency (IEA) reporta que incluso en climas fríos y nublados, los paneles pueden captar luz difusa y seguir produciendo, aunque obviamente a menor escala que bajo sol directo.
Eso sí, hay realidades que no se pueden ignorar. Durante el invierno, los días son más cortos, lo que significa menos horas de luz disponibles. Y aunque los paneles aprovechan al máximo lo que reciben, esa reducción sí puede impactar la generación diaria. También influyen factores como la inclinación de los paneles y la acumulación de polvo o suciedad. En zonas donde nieva (en México son pocas, pero existen), la nieve puede bloquear temporalmente la captación de luz si no se retira.
Un punto interesante es que muchos instaladores recomiendan ajustar ligeramente la inclinación de los paneles para el invierno. Esto mejora el ángulo de captación y ayuda a que la luz, aunque más suave, se aproveche mejor. Además, permite que la lluvia o el mismo viento ayuden a mantener la superficie más limpia.
La energía solar sí funciona en invierno, y funciona bien. No produce exactamente lo mismo que en temporadas más soleadas, pero tampoco se detiene ni se vuelve poco útil. Con un diseño adecuado, un mantenimiento básico y una instalación bien orientada, los paneles siguen siendo una de las fuentes de energía más estables, limpias y confiables del momento.
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