Vivimos en el mundo del “multitasking”, de la inmediatez, de entre más rápido mejor, en el que es común escuchar la frase de “todo se puede”. Con frecuencia vivimos tratando de conseguir todo al mismo tiempo y lamentablemente más veces de las que podemos aceptar sólo logramos hacer un poco de todo, terminando cansados, agotados, frustrados, malhumorados, quizá hasta enfermos.
En algún momento de cansancio o de enfermedad derivado del “tener que” realizar mil y un tareas para conseguir el “todo” o “mantener el todo” de alguna voz escucharemos “todo se puede” y sin asertividad ni autoconocimiento dejaremos de lado las señales que nos indican que algo nos está sucediendo en el transcurso de la loca carrera por el “todo”.
¿De dónde salió aquello de “todo se puede” sin cláusulas, advertencias, excepciones, consideraciones o recomendaciones?
¿En qué momento creímos que “todo se puede”? ¿Cómo fue que nos lanzamos a tratar de alcanzar ese “todo” sin cuestionarnos que significaba, si lo queríamos, si estábamos dispuestos a pagar el costo, si teníamos lo que necesitaríamos para enfrentarlo o asumirlo?
¿Qué significa para ti tenerlo “todo”? Detente un poco y revísate.
Si tuvieras que elegir, ¿qué parte de ese “todo” en realidad es importante para ti?
Si sólo pudieras realizar una cosa a la vez, ¿en qué escogerías trabajar?
Si te has encontrado agotado de ir por el “todo” tal vez sea un buen momento de sentarse a dividir ese todo en partes más pequeñas y manejables, alcanzables de una en una. Enfocar los recursos con los que contamos hacía un sueño, una prioridad, una necesidad, un objetivo nos permitirá encontrarnos con mayor energía para conseguirlos.
Habría que ser realistas, es probable que no todo se pueda, no todo al mismo tiempo, no todo en éste momento, entonces es prioridad aceptar nuestras condiciones y decidir que de ese “todo” es lo que realmente queremos y enfocarnos para conseguirlo, tal vez sí es el momento de priorizar nuestras necesidades frente a las necedades.
O a lo mejor decidimos que sí “todo se puede” pero nos damos cuenta que ahora no es el momento, entonces habría que armarse de paciencia y trabajar en aquello que hoy sí se puede para estar listos para cuando llegue el momento oportuno de actuar e ir por el todo.
Se dice que para todo hay tiempo, incluso para desafiar la creencia de “todo se puede”, enfocarse en el aquí y ahora, en quien eres hoy, en lo que necesitas y en tus circunstancias, e ir por lo realmente importante y significativo.
Hay tiempo para ser más humanos y menos omnipotentes, más felices, enfocados, menos agotados y más sanos.
Y tú ¿todo lo puedes?
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