Redacción: Amairany Ramírez
Los cigarrillos electrónicos funcionan vaporizando una mezcla líquida que contiene nicotina, propilenglicol, glicerina vegetal y saborizantes. A primera vista, estos ingredientes parecen inofensivos, pero especialistas advierten sobre los riesgos que surgen cuando no se calientan adecuadamente.
Michael Heffernan, experto en prostodoncia, explica que los dispositivos de baja calidad son particularmente problemáticos, ya que pueden liberar sustancias químicas peligrosas al calentar los líquidos de manera inconsistente. Este problema es especialmente relevante en los vapes desechables, muy populares entre los jóvenes por su bajo costo y fácil acceso.
Aunque el vapeo fue promovido inicialmente como una opción más segura que fumar tabaco, investigaciones recientes han puesto en duda esta percepción. La doctora Sam Wild señala que los aditivos presentes en los líquidos pueden provocar graves daños en los pulmones, como bronquiolitis obliterante, una afección irreversible que bloquea las vías respiratorias.
Además, los altos niveles de nicotina en los dispositivos desechables tienen efectos nocivos en el sistema cardiovascular, como el aumento de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, incrementando el riesgo de enfermedades relacionadas con el corazón.
El impacto del vapeo no se limita a los pulmones y el corazón. Heffernan advierte que el aerosol producido por los cigarrillos electrónicos deja residuos pegajosos en los dientes, favoreciendo la acumulación de bacterias y manchas en el esmalte. Este fenómeno puede desencadenar problemas como caries, enfermedades de las encías, halitosis y, en casos más graves, la pérdida dental.
La sequedad bucal causada por el vapeo agrava estos riesgos, ya que crea un ambiente propicio para el crecimiento bacteriano. Según los expertos, abandonar este hábito puede prevenir complicaciones bucales y mejorar la salud dental general.
El daño ambiental asociado al vapeo es alarmante. En el Reino Unido, se descartan 1.3 millones de dispositivos desechables cada semana, lo que representa una pérdida anual de 10 toneladas de litio, un recurso esencial para fabricar baterías de autos eléctricos. Estos desechos, combinados con los plásticos y metales pesados de los dispositivos, contribuyen a la creciente crisis global de contaminación. Según Wild, reducir este impacto pasa por abandonar el uso de cigarrillos electrónicos y optar por alternativas más sostenibles.
Con la prohibición de los dispositivos desechables en el horizonte, el Reino Unido enfrenta la oportunidad de replantear el rol del vapeo en su sociedad. Los riesgos a la salud, el impacto ambiental y la necesidad de regulaciones estrictas apuntan a que el camino hacia un mundo sin vapeo es la opción más sensata.
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